Ginés Sánchez: «Escribir en femenino te libera como hombre»

El escritor se mete en la piel de «Mujeres en la oscuridad» unidas por la desgracia

Ginés Sánchez, fotografiado en Barcelona EFE

Sergi Doria

Tres mujeres en un coche. Sus vivencias desgraciadas les han empujado a hacer carretera y manta. Julia es una catedrática universitaria que ha labrado su destrucción académica por la pasión por los alumnos jóvenes. La sudamericana Miranda es una mujer cañón que aliña la convesación de club de alterne con la nostalgia de su tierra y el desprecio por el sexo venal. Estefanía, la tercera pasajera, es una veinteañera que vehicula el romanticismo a través de unas redes sociales que acaban siendo un campo minado. Tienen como destino Amsterdam y como equipaje una enigmática mochila azul que habrán de entregar al hermano de Julia...

No es la primera vez que Ginés Sánchez (Murcia, 1967) se mete en la piel femenina. Lo hizo en dos de sus novelas anteriores, «Los gatos pardos» ( IX Premio Tusquets, 2013 ) y la apocalíptica «Dos mil noventa y seis» (2016). La génesis de «Mujeres en la oscuridad» hay que buscarla en una narración breve que protagonizaba Miranda: «El personaje fue creciendo y los secundarios que le rodeaban, todavía más. Podría haber dedicado una novela a Miranda, pero quise crear otras personalidades diferentes. El resultado ha sido una novela larga, solo con voces y perspectivas femeninas », explica.

En las tres protagonistas se condensan caracteres que el autor ha conocido en su vida cotidiana o en su trabajo de abogado. «Escribir en femenino te libera como hombre . Un personaje masculino se parecería demasiado a lo que yo pienso y cómo puedo comportarme. La mujer es más imprevisible».

Si hubiera que buscar un leti motiv a «Mujeres en la oscuridad» es el coqueteo con el peligro, una actitud lúdica que puede acabar mal: «En algún momento de nuestra vida, todos hemos jugado con el peligro. Hemos apretado el acelerador a ciento cincuenta por hora, o hemos tonteado con el móvil. Mis tres mujeres jugaron y les salió fatal».

Con una escenografía urbana y fantasmagórica y una oralidad exprimida hasta el límite, Sánchez brinda al lector episodios violentos: «Somos hijos de lo que leímos –Pascual Duarte matando al perro– y vimos en el cine –Tarantino–. Mi tendencia es la violencia y la violencia forma parte de la no violencia», concluye.

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