Crítica de clásica
De fiesta con Javier Camarena
Aun visiblemente agotado, el tenor regaló tres propinas. La última de ellas fue la canción catalana «Rosó»
Un escalofrío recorrió el Liceu cuando el tenor Javier Camarena , recién salido al escenario, se dirigió al público y empezó a decir: «Prefiero decir esto yo mismo, porque es mi responsabilidad…». Silencio tenso para escucharle explicar que estaba resfriado y que intentaría dar lo mejor en el concierto. Pero sin cambiar ni una sola pieza del exigente repertorio que se había impuesto: solamente nueve arias -apenas una hora de música-, pero qué arias.
Empezar directamente con Ah! Lève-toi soleil del «Romeo y Julieta» de Gounod es una osadía que subrayaba la intención de darlo todo en un teatro que lo ha visto crecer artísticamente desde hace tres lustros, cuando participó (y fue galardonado) en el Concurso Tenor Viñas . Pero fue a partir de la segunda pieza, Un ange, une femme inconnue de «La favorita» de Donizetti, cuando se empezó a notar de manera más palpable el favor de un público rendido al intérprete desde el principio.
Para el final de la primera parte reservó Ah! Mes amis, quel jour de fête , la célebre aria de los nueve Dos de pecho de «La fille du regiment» de Donizetti, de grato recuerdo para el público liceista que lo vio en el papel de Tonio en 2017. Ovación interminable que hacía prever una segunda parte intensa.
Lo fue, en efecto, a pesar de que el resfriado y ese darlo todo le empezó a pasar factura. En el Fra poco a me ricovero de Lucia di Lammermoor perdió alguna nota, de guisa que al terminar pidió al público que cruzase los dedos para que aguantara la siguiente, M’apparì tutt’amor de la «Matha» de Von Flotow. No solamente la aguantó, sino que lo hizó con suficientes fuerzas para abordar O mio rimorso de «La traviata». A esas alturas era razonable dudar de si la última nota sería ese espectacular agudo, o si optaría por ser conservador y acabar en grave. Pero Camarena ya dijo que venía a darlo todo, y vaya si lo dio.
Aun visiblemente agotado, regaló tres propinas. La última de ellas, guiño definitivo al público barcelonés, fue la canción catalana «Rosó». La interpretó con alguna pequeña laguna memorística, sí, y con la voz cansada, pero con la misma sensibilidad y al mismo dominio del fraseo que exhibió toda la noche. Un concierto que quedará para el recuerdo por su emoción, por el impecable nivel artístico y porque fue, en definitiva, una verdadera fiesta para los amantes de la lírica.
Postdata: tosió más el público que el resfriado tenor, por no hablar de los dos móviles que sonaron al inicio de sendas obras. «Pero si les avisan», se quejó el intérprete como si riñera a un niño chico.
Javier Camarena
Música: Donizetti, Gounod, Verdi, Bellini, Lalo, von Flotow. Intérpretes: Javier Camarena, tenor; Ángel Rodríguez, piano. Fecha: 18 de enero. Lugar: Gran Teatre del Liceu, Barcelona.