SANT JORDI

Ellas crean: en femenino más allá del feminismo

El «boom» del libro feminista no esconde que, más allá de fenómenos literarios de temporada, cada vez se publican más libros escritos por y sobre mujeres

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El origen habría que buscarlo en la revolución cultural y social del #metoo y en el impulso añadido de la huelga feminista de 2018, pero lo cierto es que, casi de la noche a la mañana, las librerías amanecieron en 2019 teñidas de color morado y con las estanterías rendidas a esa mezcla de ensayos de largo recorrido e instant books más bien oportunistas que configuran la galaxia del libro sobre feminismo. Un boom editorial tras el que, sin embargo, es esconde una perogrullada de manual. Esto es: con o sin secciones específicas, con sin una etiqueta de temporada, ellas siempre han estado ahí, creando muchas veces en la sombra y superando todo tipo de obstáculos para hacerse oír. Miremos, por ejemplo, el listado de los ganadores de los Premios Nobel de Literatura: sólo 5 mujeres en los últimos veinte años y la friolera de 14 desde que el galardón empezó a entregarse en 1901. El Cervantes, por poner otro ejemplo, tampoco le va la zaga y después de premiar en 2018 a la uruguaya Ida Vitale suma tan solo 5 mujeres galardonadas desde 1976 .

Los números, nunca mejor dicho, cantan, por lo que la buena noticia no es tanto que libros como «Feminismo para principiantes» (Ediciones B), de Nuria Varela, «Simone de Beauvoir. Del sexo al género» (Shackleton Books), de Cristina Sánchez Muñoz, «Barcelona feminista 1975-1988» (Ayuntamiento de Barcelona), de Isabel Segura Soriano o «Mamá desobediente» (Capitan Swing), de Esther Vivas , hayan encontrado acomodo entre las novedades de Sant Jordi, sino que vayan a hacerlo junto a todos estos otros títulos que vienen a confirmar que cada vez se publican más libros escritos por mujeres y sobre mujeres.

Así que los premios quizá sigan teniendo nombre y apellidos masculinos, sí, pero lo femenino manda en algunas de las novedades más jugosas que podrán encontrarse este año durante el Día del Libro. Ahí está, por ejemplo, la asombrosa antología «Insólitas» (Páginas de Espuma), volumen que reúne casi una treintena de relatos de autoras españolas y latinoamericanas de ciencia ficción, fantasía y terror. Narradoras que, como Cristina Fernández Cubas, Elia Barceló, Mariana Enríquez, Cecilia Eudave, Laura Gallego y Cristina Peri Rossi, entre otras, «están ahí, existen, escriben y publican aunque muchos no las vean» y a las que Teresa López-Pellisa y Ricard Ruiz Garzón devuelven la voz con una antología de fantasía.

De voces sabe mucho también la estadounidense Christina Dalcher , cuya novela «Voz» (Roca Editorial) plantea un escenario distópico en el que las mujeres, sometidas por un régimen profundamente regresivo y reaccionario, sólo tienen permitido pronunciar cien palabras al día. Sólo cien y ni una más. Un escenario pesadillesco que haría buenas migas con los escombros de esa república de Gilead en la que se ambienta la exitosa y televisiva «El cuento de la criada». Tal ha sido el revuelo ocasionado por la serie-novela que su autora, la canadiense Margaret Atwood, ya prepara una segunda parte que verá la luz en otoño. Para entretener la espera, sin embargo Atwood nos deja «Nueve cuentos malvados» (Salamandra), mordaz colección de relatos con la que la canadiense reflexiona sobre absurdos de la condición humana. También de Canadá llega Sheila Heti, conocida en su día como la Lena Dunham de la literatura gracias a títulos como «¿Cómo debe ser una persona?» y de regreso a las librerías con «Maternidad» (Lumen), novela con la que se interroga sobre la necesidad (o no) de ser madre y explora el conflicto que vive una mujer que se acerca a los cuarenta sin saber si realmente quiere tener descendencia.

Un dilema clásico como clásico es también el planteamiento de «Circe» (AdN), obra con la que la escritora y filóloga estadounidense Madeline Miller reinventa en clave feminista los mitos de «La Odisea» y «La Ilíada» y convierte a la hija de Helios y Perseis en narradora de su propia historia. A vuelta con los mitos, aunque en este caso más carnales que olímpicos, Luna Miguel debuta en la novela con «El funeral de Lolita» (Lumen), revisión más o menos contemporánea del relato de Nabokov que la poeta y escritora traslada a la treintena para reinterpretarlo a su manera entre atracones de steak tartar y funerales anudados al peso muerto del pasado.

Con o sin etiqueta de temporada, ellas siempre han estado ahí, creando en la sombra y superando obstáculos

Si de lo que hablamos es de reinventar , nada mejor que cambiar de género y también de latitud para conocer a Stina Jackson, autora que ha conseguido darle un sonado revolcón -200.000 ejemplares vendidos y subiendo- a la novela negra nórdica con «Carretera de plata», su primera novela. En ella, la autora sueca cambia los conflictos externos por los demonios internos para seguir los pasos de Lelle, una mujer que por tercer verano recorre la Carretera de Plata buscando alguna pista de su hija desaparecida. Como ella, también la argentina Claudia Piñeiro, galardonada con el último premio Carvalho, se sirve del género negro para ir más allá de las convenciones y colarse por las rendijas de la sociedad. Ahí está, por ejemplo, «Elena sabe» (Alfaguara), novela que acaba de recuperar Alfaguara y en la que Piñeiro deambula por los márgenes denunciando el autoritarismo y reivindicando el derecho a elegir.

De vuelta a las librerías con una obra que, pese a editarse hace años, ha ido ganando relevancia y ha vuelto a la circulación con fuerzas renovadas nos encontramos también con la francesa Virginie Despentes, cuyo «Fóllame» (Literatura Random House) encabeza un apartado de artefactos literarios explosivos en el que caben desde los «Juegos reunidos feministas» (Temas de Hoy) de Ana Galvañ y Patricia Escalona al «Mujeres difíciles» (AdN) de Roxane Gay pasando por el ensayo «Violación» (Reservoir Books», Mithu M. Sanyal, o «La mejor madre del mundo» (Literatura Random House), de Nuria Labari, títulos todos ellos que bien podrían cerrar un círculo prodigioso cuyas protagonistas no desentonarían en «Un món de dones extraordinàries» (Anima Llibres), volumen ilustrado en el que Eva Prada reúne a mujeres de leyenda como Nefertiti, Hipàtia, Mata Hari o Anne Bonny, entre otros.

El singular femenino, sin embargo, no se agota tan rápido y permite que compartan protagonismo autoras tan dispares como Soledad Puértolas , de regreso a a la trastienda de la posguerra con «Música de ópera» (Anagrama); la estadounidense Ottesa Moshfegh, embarcada en «Mi año de descanso y relajación» (Alfaguara) en una particularísima terapia de desconexión vital y emocional marcada por la farmacología variada y las películas de Whoopi Goldberg y Harrison Ford; o la inmensa Alice Munro, que reaparece justo a tiempo en las librerías con la colección de inéditos «¿Quién te crees que eres?» (Lumen).

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