Danza
Ecología en movimiento
La compañía de la andaluza Blanca Li ha debutado en el Liceo de Barcelona con su montaje 'Solstice', una reflexión sobre el planeta pensada mucho antes de la pandemia
![La compañía de Blanca Li durante la representación de 'Solstice'](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/02/09/solstice-U38806274533PUj-1248x698@abc.jpg)
La compañía de la andaluza Blanca Li ha debutado en el Liceo de Barcelona con su montaje 'Solstice', un canto a la tierra que, con ritmos africanos y referencias a los cuatro elementos (agua, aire, tierra, fuego) es una reflexión sobre el planeta pensada mucho antes de la pandemia. Su contenido, pese a ello, nos interpela hoy de una manera especial.
Sobre el escenario, catorce bailarines (atletas, diríamos) y un intérprete de percusión africana se entregan a un enorme rito tribal apoyado en una escenografía con espectaculares proyecciones e iluminación. La implicación de los artistas, cada uno de los cuales tiene una parte a solo, es absoluta. La coreografía de Blanca Li, impactante.
La creadora se mueve constantemente en las fronteras del arte para crear un espectáculo donde la danza se funde con la tarea puramente física, el movimiento con el vestuario, la iluminación con el escenario, la música con los efectos sonoros. Todo ello crea un estado hipnótico en el que cuenta más la sensación que la razón.
La música sobre la que bailan los miembros de la compañía mezcla elementos extraídos del folklore africano, con la percusión como protagonista casi único, y una amplia paleta de recursos que van desde la electrónica y los efectos sonoros pregrabados hasta la percusión corporal, la voz e incluso el simple (que no fácil) chapoteo de las palmas de las manos en un recipiente lleno de agua y debidamente amplificado.
Con todo, la partitura es seguramente el eslabón más débil del montaje, ya que la omnipresencia de los tambores, aun apreciando su efecto hipnótico y de creación de unidad, lleva prácticamente a un clímax perpetuo en el que cuestan distinguir las fronteras que ordenarían el relato. Así, mientras la danza, la escena, la iluminación y las proyecciones narran una historia, parece que la música se relega a un acompañamiento rítmico que ayuda y vertebra, pero no construye significado en igualdad de condiciones al resto de disciplinas.