El Doctor Music pierde la batalla con el Mad Cool y el BBK Live en el fin de semana más disputado del año
El festival, que compartía fechas y cabezas de cartel con las citas madrileña y bilbaína, ha tenido que suspender su edición de 2019 por falta de público

Mismos días, carteles parecidos, estrellas intercambiables… Si hace unos años la guerra de festivales que acabó pinchando la burbuja se libraba en las agencias de contratación, la tormenta perfecta que, como ha dicho el propio Neo Sala , se ha acabado llevando por delante el Doctor Music Festival, se había concentrado en el fin de semana del 11 al 14 de julio.
Cuatro días en los que ya se había acomodado el BBK bilbaíno (120.000 asistentes el año pasado) y el M ad Cool madrileño (240.000 asistentes en su accidentada tercera edición), festivales con los que el Doctor Music compartía, además de fechas, buena parte de los artistas, y contra los que ha acabado perdiendo la batalla.
¿Y si abrimos más el plano? Veamos: una semana antes están el Cruïlla en Barcelona y el Vida en Vilanova i la Geltrú, y una semana después, y de forma excepcional, el Sónar en Barcelona. Festivales muchos de ellos a los que las primeras ediciones del Doctor Music Festival, las históricas de 1996, 1997 y 1998, marcaron el camino el seguir, y que, junto al Primavera Sound, han acabado por ocupar el espacio que dejó desierto La Vaca tras su última edición asturiano del año 2000.
¿Demasiados festivales para un público que ya no da más de sí? Eso parece. Será que, después del espectacular crecimiento que se dio el año pasado, cuando los festivales veraniegos r egistraron 2.057.000 asistentes (cerca de medio millón más de personas que en 2017), el mercado se ha estabilizado. O eso o que la fidelidad a las marcas no da para demasiadas aventuras fuera del guión.
El propio Sala reconocía que, de haberse mantenido en tierras ilerdenses, el festival aún hubiese tenido alguna oportunidad, pero su mudanza a Montmeló tras el informe desfavorable de la Agencia Catalana del Agua por riesgo de inundación fue el principio del fin. Así, sin el factor diferencial que le daban los prados de Escalarre, al Doctor Music Festival sólo le faltaba cruzar los dedos y esperar que su traslado a Montmeló fuese, con perdón, sobre ruedas. Lo que pasó, sin embargo, fue más bien lo contrario y cerca del 80% de quienes habían adquirido un abono optaron por devolverlo, según datos de la promotora.
Después de todo, no debe tener el mismo atractivo ver a Smashing Pumpkins o a Rosalía incrustados en el verde un valle que sobre el asfalto de un circuito de carreras. Para lo primero, de hecho, ya está el BBK, con el que el Doctor Music compartía artistas como The Strokes, The Good The Bad & The Queen y, claro, Rosalía. Lo segundo, en cierto modo, sería una experiencia similar al de un Mad Cool con el que el Doctor Music repetía nombres como The Smashing Pumpkins, The Chemical Brothers y, sí, también Rosalía.
La falta de público ha sido pues fatal para un festival que ya en febrero en 2017, hace más de dos años, anunció a bombo y platillo en Londres que regresaría en julio de 2019 a Escalarre. Ahí fue donde nació en 1996 y también donde se celebraron tres ediciones históricas marcadas por las actuaciones de David Bowie, Bob Dylan, Patti Smith, Beastie Boys y Pulp, entre muchos otros.
El sueño del «Woodstock de los Pirineos», sin embargo, duró poco: tras un año sabático y una cuarta edición en la localidad asturiana de La Morgal, el festival pasó a mejor vida para renacer con pintorescos formatos como el de 2003 ( un concierto de Metallica en el Estadi Olímpic ) y 2008 (R.E.M a un paso de las ruinas griegas de Castelló d’Empúries). Casi una década después, el gafe ha podido más que la historia y el Doctor Music Festival ha tropezado si no con la misma piedra, con una muy parecida.
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