La confesión de Jordi Pujol se cuela en el TNC para alumbrar «un retablo de la catalanidad»

Marc Rosich estrena «A tots els que heu vingut», sainete que muestra los efectos del escándalo por la fortuna secreta del expresidente catalán en una familia convergente

La actriz Mercè Aranga, en un momento de la obra DAVID RUANO

ABC. ES

Los millones en el extranjero, las canciones de Núria Feliu como bálsamo, un vendedor de la Enciclopèdia Catalana en paro, una «yaya convergente» que ve como su mito se despedaza... Con todos estos ingredientes el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) se ha propuesto recrear desde este jueves hasta el domingo 7 de mayo los efectos que produce la confesión del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol en una familia convergente y, al mismo tiempo, hacer un «retablo de la catalanidad» con la obra «A tots els que heu vingut», del autor y director Marc Rosich.

La acción empieza en el 25 de julio de 2014, el día en que Jordi Pujol envió una carta confesando que tenía dinero en el extranjero, lo que produce un «cataclismo» en la familia de Magda Casals de Clarà (Mercè Arànega), quien acaba de perder a su marido -vendedor de ejemplares de la Enciclopèdia Catalana-- y usa las canciones de Núria Feliu como bálsamo. Para Rosich, la obra presenta a unas «mujeres al borde de un ataque de nervios catalanas» que son la «quintaesencia de esas abuelas convergentes, de derechas, que tenían una fe ciega en el padre de todos y que de repente vieron caer al mito».

Esta caída se ve acentuada por las circunstancias familiares: «La profesión del padre significa que la familia se había dedicado a vender patria. Después de infidelidades y traiciones, eso era lo único que los unía, y ahora incluso esto se rompe», explica el dramaturgo.

Con todo, Rosich considera que no es una obra política, sino una tragicomedia o melodrama con puntos de esperpento que quiere hacer un «retablo de la catalanidad», centrando la atención en la familia arquetípica de la burguesía del Eixample barcelonés. «A partir de las mentiras, las ilusiones y las miserias enseñamos el alma catalana. La ironía es un punto de partida para reflexionar qué nos ha pasado a toda la sociedad en general», ha afirmado el autor.

El personaje de Magda entra, según Arànega, en una «locura progresiva, llegando a puntos de gamberrismo, y se atreve a hacer y decir todo lo que no se atrevía antes, lo que hace plantearse si no hubiera sido mejor que lo hubiera sacado todo antes».

En una primera versión había personajes que se adscribían a otros partidos políticos, pero lo han eliminado: «Prefiero la ambigüedad de que el espectador no tenga claro si este personaje es de la CUP, de ERC o socialista», sostiene Rosich.

Las canciones de Núria Feliu están presentes a lo largo de la obra, con música que toma como punto de referencia acordes de sus canciones, y la escenografía quiere reflejar la idea de retablo mediante un pasillo a través del que se ven todas las habitaciones y que los personajes recorren en todo momento, por tratarse de uno de los pisos del Eixample que están partidos entre la parte de delante y la parte de detrás.

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