Concierto para plantas

El Liceo, en el bosque

Seguimos el concierto para plantas desde un bosque recóndito donde jamás debe haber sonado un violín

El UceLi Quartet, durante el concierto para 2.000 plantas AFP

Pep Gorgori

El director artístico del Liceo, Victor García de Gomar, se propuso hace poco más de un año, cuando accedió al cargo, transformarlo en un centro cultural interdisciplinar, donde la ópera conviviese con otras artes. Cosas del destino, la pandemia le ha brindado la ocasión para marcar perfil propio con una iniciativa que ha atraído la mirada de medios de toda la biosfera: un concierto para plantas justo el primer día sin estado de alarma.

Bautizado como «Concierto por el bioceno» tuvo lugar ayer y fue obra del artista Eugenio Ampudia. Las 2.292 butacas las ocuparon plantas, cada una de las cuales tenía su correspondiente entrada: nada de colarse ni de plantarse en el asiento de otra. Cinco minutos antes, por megafonía, se les pedía, como en cualquier otra función, que apagasen el móvil y que no hicieran ruido. Jamás se ha visto un público más cumplidor que éste, dicho sea de paso.

El UceLi Quartet, formado por miembros de la Orquesta del Gran Teatro, interpretó «Crisantemi», una breve obra de juventud de uno de los grandes compositores de ópera, Giacomo Puccini. Al acabar, a falta de aplausos, se reprodujo el ruido de las plantas rozándose entre ellas, previamente grabado por Ampudia mientras éstas estaban ocupando sus localidades.

Como los seres humanos tuvimos que seguir el evento por internet, quien firma optó por buscar un bosque recóndito donde jamás debe haber sonado un violín, en pleno Pirineo. Pertrechado con un buen altavoz, compartí el momento con la vegetación que me daba sombra. Al final del concierto, en lugar de aplausos, escuché los pájaros cantar, como si a la obra de Puccini la hubiese seguido otra de Messiaen.

Ampudia y De Gomar querían reflexionar con esta actuación sobre nuestra relación con la naturaleza y la vida tras el confinamiento. Yo no pude evitar pensar en cómo serán los conciertos a partir de ahora y qué público nos gustaría que tuviesen. Esa es la grandeza de una obra de arte: hacer pensar y permitir interpretaciones diversas. «Soy de los partidarios de cambiar absolutamente las cosas y soy partidario de que seamos los artistas y la cultura los que, si nos dejan, lideremos este proceso», decía ayer Ampudia.

El cambio se hace con pasos pequeños. Las plantas que ayer asistieron al concierto pasarán a manos de sanitarios del Hospital Clínic de Barcelona. Ampudia hizo un vídeo y fotos que formarán parte de la colección de los patrocinadores. Y hay un rincón del Pirineo al que ya nunca volveré a mirar igual. Quizás eso a lo que llaman «nueva normalidad» no está mal del todo, si tanto nos inspira.

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