El cierre del Club Capitol abre una nueva herida cultural en el centro de Barcelona
La empresa gestora del teatro anuncia que el propietario del local no quiere prorrogar el arrendamiento
Ha ocurrido con cines, librerías y locales históricos, así que lo normal dentro de la anormalidad que supone que una ciudad como Barcelona vaya perdiendo su paisaje histórico y cultural es que, antes o después, acabase pasando también con los teatros. Así, a la espera de que el histórico Teatre Principal reabra sus puertas y poco después de que el centenario teatro Apolo echase el cierre, el Club Capitol va camino de convertirse en el próximo damnificado.
Así lo anunció ayer el Grupo Balañá, encargado de gestionar el equipamiento desde 1962, tras asegurar que el teatro echará el cierre cuando finalice la presente temporada. ¿La razón? El propietario del local no quiere prorrogar el arrendamiento, según los actuales gestores. Adiós, pues, a uno de los locales emblemáticos de la parte alta de La Rambla de Canaletas y puertas abiertas a, quién sabe, la millonésima franquicia de comida rápida o ropa low cost.
Adiós, en cualquier caso, a un espacio que durante años fue como el segundo hogar de Pepe Rubianes, quien da (o daba) nombre a la sala principal del teatro. Qué menos para homenajear a un cómico que durante once años, de 1997 a 2008, permaneció en cartel con su «Rubianes solamente». Antes de eso, el Club Capitol abrió sus puertas el 23 de septiembre de 1926 y se convirtió en uno de sus los primeros cines de estreno de Barcelona. En su programación destacaban thrillers, westerns y cine policial, por lo que no tardó en ganarse el apodo de «Can Pistolas» . A su popularidad ayudaron también unas fachadas que anunciaban con profusión de detalles los estrenos semanales, un objeto de veneración al que la Filmoteca dedicó una exposición hace un par de años.
En los años 90 y después de una reforma para acoger dos salas apostó con el teatro con La Cubana y su «Cómeme el Coco Negro», regresó temporalmente al teatro y en 1998 abrió la sala 2 con una programación basada en monólogos, cómicos y comedias de pequeño formato. Durante los últimos 20 años, en estas dos salas se han representado cerca de 14.000 funciones de un total de 379 espectáculos, que han sumado más de 2,7 millones de espectadores. Actualmente, la programación del teatro se centraba en cómicos y monologuistas como David Guapo o Toni Moog, entre otros.
El pasado mes de julio, el teatro se vio obligado a detener su actividad por una inundación que dejó el espacio impracticable durante todo el verano. En aquella ocasión, el Grupo Balañá aseguró que no tenía intención de cerrar el teatro, a pesar del temor expresado por Amics de la Rambla, asociación que ha puesto el grito en el cielo para exigir a las administraciones que se impliquen para salvar el teatro.
«Pedimos a todas las administraciones generosidad, flexibilidad e imaginación para mantener la actividad teatral del Club Capitol en La Rambla», reclama la entidad en un comunicado en el que asegura que «la desaparición de un teatro cargado de historia y parte de la vida y del bagaje sentimental de diferentes generaciones de barceloneses es una noticia terrible que hace retroceder el sueño compartido de una Rambla mejor»