Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Asedio
El presidente de la Generalitat tiene un miedo cerval a que le etiqueten como el gran traidor de la causa independentista
El discurso de Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña: amnistía y autodeterminación. Y así, sin solución de continuidad, hasta la extenuación. Dos hipótesis interpretativas que, de hecho, se complementan: la hipótesis política y la hipótesis psicológica.
La hipótesis política señala que el discurso monocorde de Aragonès obedece a la necesidad que tiene el líder republicano de marcar perfil ante el secesionismo. El presidente de la Generalitat tiene un miedo cerval a que le etiqueten como el gran traidor de la causa independentista. Para defenderse de tan grave acusación, para defenderse frente a quienes dicen que la mesa de diálogo solo favorece la estabilidad del Gobierno a cambio de medio plato de lentejas, para defenderse ante los que sostienen que lo que busca ERC con la mesa no es otra cosa que la consolidación del poder con el anzuelo de la negociación que nunca llegará; para defenderse de todo ello, Aragonés recita, una y otra vez, el mantra de la amnistía y la autodeterminación. Y como Junts no se lo cree, Aragonès adorna el pastel con un «a tu lado, presidente» que dirige con lagotería al prófugo Carles Puigdemont. La hipótesis psicológica complementaria sostiene que el discurso monocorde de Aragonès obedece a una obsesión compulsiva que, a la manera de una fuerza interna irresistible, obliga a exteriorizar un discurso, o realizar un acto, incluso, a veces, contra el pensamiento, deseo o interés del individuo.
En nuestro caso, se trataría de una compulsión de repetición que insiste y persiste en los fenómenos o acontecimientos ya superados. Una compulsión que remite a la obsesión -'obsessio' en latín: acción de asediar- propia de una mente que, aun sabiendo el carácter absurdo de la idea obsesiva -ahí se juntan la obsesión y la compulsión-, se empeña en repetirla a una y otra vez. Una práctica habitual en individuos poco inteligentes o muy calculadores. Un comportamiento que permite entender mejor los estertores del 'procés'.