La vía judicial aleja el Hermitage de Barcelona

Xavier Marcé y Albert Pinadell debaten en el Círculo del Liceo sobre el proyecto cultural que ha acabado en los tribunales

Si se impone la vía judicial, advierten los impulsores del museo, «nos vamos a ocho años y, entonces el Hermitage no se hará en Barcelona…»

Diseño de Toyo Ito para el Hermitage de Barcelona Efe
Sergi Doria

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La última vez que hablamos del Hermitage en el Círculo del Liceo fue en julio de 2015 con su entonces director Jorge Wagensberg. El museo se desarrollaría en siete capítulos: utilidad, estética, espiritualidad, abstracción, revelación, ciencia y arte: «Una conversación entre la inteligibilidad científica y la belleza artística». Del Paleolítico a la cruz hipercúbica de Dalí. Con sus tres millones de obras, San Petersburgo proveería, no solo arte, también mobiliario e instrumentos musicales como el piano de Rachmaninov. La financiación: «Un ejemplo de iniciativa privada para el beneficio público, en lugar de un beneficio privado a costa de la iniciativa pública».

Seis años después, todo ha cambiado a peor. Wagensberg falleció en 2018: su sueño pareció desvanecerse hasta devenir una pesadilla en el segundo mandato de Ada Colau.

«Las mentiras se construyen y las verdades se descubren», dejó escrito el director del Hermitage. La sentencia, recordada por José García Reyes, sobrevuela sobre el centenar de personas que asisten, entre la perplejidad y la indignación, a un debate entre Albert Pinadell impulsor del Hermitage y Xavier Marcé, concejal del PSC. Se había convocado a más actores culturales, pero declinaron la oferta. La negativa más escandalosa, Jordi Martí concejal de Presidencia, Economía y Presupuestos y antagonista, junto a Colau, Janet Sanz y Joan Subirats, del proyecto Hermitage.

Unas veces por abulia -la pérdida de la Agencia Europea del Medicamento- otras por animosidad ante cualquier iniciativa que lleve el apellido de «privada» el soviet de Colau ha impuesto sobre nuestra desangelada ciudad el pensamiento único del No.

Xavier Marcé, concejal del PSC, y Albert Pinadell, impulsor del museo, durante el acto Círculo del Liceo

Los ponentes del Círculo no eluden la autocrítica. Pinadell, del Hermitage: Al morir Wagensberg el proyecto pareció quedar descabezado: «No fuimos proactivos, nuestro perfil fue tan discreto que dejó la iniciativa a las opiniones contrarias». Marcé, sector PSC de la coalición municipal: «Han pesado demasiado los apriorismos ideológicos y la ausencia de debate cultural. No sé por qué no están aquí los directores del Mnac o del Macba para debatir. Ojalá estuviéramos hablando de contenidos en lugar del No lo queremos».

Pinadell establece la cronología de cómo Colau fue construyendo la mentira al esgrimir el artículo 6.1 del PENB (Plan Especial de la Nueva Bocana) que ha sustentado la vía judicial contra la APB (Autoridad Portuaria de Barcelona). Si el edificio a construir -el proyecto de Toyo Ito- se destina a uso cultural deberá recabarse la conformidad del ayuntamiento.

En 2019, recuerda Pinadell, poco antes de las municipales, el consistorio «no formuló ninguna alegación ni intención de disponer de la parcela». Tras pasar la exposición pública, la APB remitió el proyecto a la Generalitat que incoó el expediente de tramitación mientras los promotores trabajaban con entidades de la sociedad civil como la Asociación de Vecinos de la Barceloneta o la UAB.

Hasta que, enero de 2020, Sanz y Subirats esgrimieron informes que desaconsejaban el proyecto del Hermitage en una rueda de prensa donde solo se mencionó la parte negativa y se obviaron matices. En su informe Josep Ramoneda era contrario al proyecto, pero admitía la viabilidad de la inversión si se financiaba al cien por cien con fondos privados y renunciaba a subvenciones públicas.

Incorporar el Liceo al Hermitage para crear una 'Ópera al Mar' en un hub cultural de primer orden tampoco convenció a nuestros inquisidores municipales. De la negativa se pasó al desprecio: si la sociedad Hermitage era una inmobiliaria podría financiar otro proyecto del ayuntamiento: «Jordi Martí dijo que nos dejarían unas salas para que colgáramos cuadros», apunta Pinatell.

Y así hasta ahora, con el proyecto varado en la judicialización, aunque Marcé -sector PSC- constate que el Hermitage «siempre mostró toda la disposición para adaptarse a las modificaciones». Si se impone la vía judicial, advierte Pinatell, «nos vamos a ocho años y, entonces el Hermitage no se hará en Barcelona…».

Habla un representante de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta: «Hace décadas que no se invierte en cultura en la Barceloneta. Llegó el Hermitage, el Ágora de la que hablaba Wagensberg. El Ayuntamiento nos ha cerrado la puerta sin darnos voz ni voto».

Así entiende Colau la democracia participativa. Para que haya Hermitage, el sentido común, tan ajeno a los Comunes, debe imponerse. O la derrota de la alcaldesa en 2023.

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