Ayuntamiento y Generalitat, en guerra por el futuro de la Antigua Fundición

Torra anuncia un plan cultural y el gobierno local, que no lo sabía, lo ve una «falta de respeto»

La Antigua Fundición de Cañones se ubica en la parte baja de la Rambla EFE

Anna Cabeza

El anuncio del presidente Quim Torra de activar un concurso público para reconvertir el edificio de la Antigua Fundición de Cañones, en la parte baja de la Rambla , en un futuro equipamiento cultural , desembocó ayer en un nuevo conflicto político abierto entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. El gobierno municipal se ha sentido ninguneado por un proyecto que afecta de pleno a una de sus vías más emblemáticas.

El presidente desveló desde el mismo inmueble -que lleva 17 años cerrado, que también fue sede del Banco de Barcelona y que es propiedad del Govern- su deseo de darle una «función social» . Impulsado por el departamento de Cultura, el concurso se iniciará este segundo semestre y prevé una concesión administrativa para el ganador, que se podría desvelar a finales de este año y que tendrá que sufragar la rehabilitación. El mismo Torra comentó que justo antes del acto se lo avanzó a la alcaldesa Ada Colau y que «estamos abiertos a hablar con Ayuntamiento y asociaciones de vecinos para que sea un proyecto para todo el mundo».

«Enterados de rebote»

Las formas y el fondo no gustaron al Ayuntamiento, cuyos portavoces fueron especialmente contundentes. El concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, denunció que era «una falta de respeto enterarse de rebote» del proyecto. «Nos sorprende que no se nos haya comunicado ni se haya hecho un trabajo conjunto» , aseguró el portavoz, que también criticó que el plan «es un concurso abierto al mejor postor. No son las políticas que se deben impulsar en un entorno frágil como el de la Rambla». Rabassa admitió que el gobierno municipal quiso comprar la Fundición durante el pasado mandato y que entonces no se llegó a un acuerdo porque Cultura aseguró que tenía un proyecto para el edificio.

Por su parte, el teniente de alcalde de Cultura, Joan Subirats, habló de «improvisación» y también mostró su «sorpresa y estupefacción» ante la iniciativa. Con todo, dejó claro que el Ayuntamiento no quiere desvincularse del futuro del equipamiento y se abrió a proponer «ideas» sobre su uso final.

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