El esperado lífting de La Rambla empezará en 2022
Las obras, que se realizarán por tramos, arrancarán por la parte baja de la mítica avenida y contemplan la reducción de carriles de tráfico, ampliación de aceras y un pavimento renovado
Reforma desencallada. El Ayuntamiento de Barcelona prevé, finalmente y tras años de trabas y de reivindicaciones vecinales , iniciar la transformación de La Rambla en 2022 . Los planes del gobierno municipal contemplan realizar los trabajos por tramos y empezar por su zona baja, entre el monumento de Colon y Santa Madrona, y dar una nueva cara a la mítica avenida, con aceras más anchas, nuevo pavimento y todavía menos circulación a la actual.
La propuesta de reurbanización del paseo, que tendrá un presupuesto total de 44,56 millones de euros, ha sido aprobada definitivamente, y por unanimidad, esta misma semana durante la Comisión de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad. «Es muy importante que todo el proyecto de La Rambla sea un proyecto integral que vaya ligado a recuperarla, a sentírnosla nuestra«, destaca la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz.
Aunque todos los grupos de la oposición han expresado su alegría por el inicio del proyecto, desde ERC y el PP lamentan que se haya intentado vincular la reactivación de la reforma a una partida presupuestaria de las cuentas de 2022, que la semana que viene tienen que aprobarse definitivamente en el Ayuntamiento. Además, entre la oposición se coincide en criticar que la reforma llegue con más de 2.000 días de retraso.
«Un paseo más amable»
El equipo de Colau aspira a que la nueva Rambla sea «un paseo más confortable, verde, amable y cultural, con más espacio para el peatón y una mejor accesibilidad y ordenación de los usos» y que con los trabajos se consiga «modernizar la Rambla , poner en valor su historia y contribuir a reactivar el comercio local y el centro«, un punto que el consistorio prevé conseguir al coincidir esta reforma con la de la Via Laietana, que también tiene que arrancar a principios de 2022.
Así, y siguiendo la tendencia del equipo Colau de reducir el espacio para el coche: el tráfico se limitará a un carril por sentido que vecinos, bicicletas y buses tendrán que compartir. Se ampliarán aceras (que pasarán a tener un mínimo de tres metro de ancho) así como el tramo central, que crecerá ligeramente, y elementos como los quioscos se reubicarán.
Entre sus novedades también destacará un nuevo pavimento: lo conformarán piezas de piedra natural de color marronoso, que compartirán tanto aceras como calzada. Este será, sin duda, uno de los cambios más visibles.