Encomendados a Santa Eulalia

«Santa Eulàlia gloriosa, vetllau pels barcelonins!» dice el gozo en honor a la copatrona de Barcelona. Ayer, coincidiendo con su festividad, este canto histórico se volvió a escuchar en el Real Monasterio de Santa María de Pedralbes , que como cada año abre sus puertas para recibir a la corporación municipal. Una tradición que ayer pudo estar, aunque solo por una hora, por encima de la actualidad municipal.

El paseo por la joya arquitectónica de Sarriá-San Gervasio estuvo encabezado por la alcaldesa Ada Colau, que este año se animó a tararear el estribillo del «Virolai», la pieza con la que se suele acabar la primera parte de la visita. Acto seguido, y como también es habitual, la comitiva visitó las áreas que en el último año han sufrido mejoras: este año se pudieron ver in situ las obras para recuperar el huerto medieval del claustro.

La visita acabó en el refectorio, donde los ediles pudieron saludar a cuatro de las monjas clarisas de la comunidad. «No olvidéis el monasterio, porque espacios como estos son muy importantes y ayudan a la reflexión y a la serenidad para tomar buenas decisiones», les recordó la madre abadesa, Montserrat Casas. La responsable aprovechó para pedir al gobierno municipal que, «aunque somos muy conscientes de los problemas que hay en la ciudad, y algunos urgentes, no se olviden del monasterio», y especialmente ahora que se prepara para celebrar en 2026 los 700 años de su fundación a manos de la reina Elisenda.

Allí mismo ofrecieron a los ediles municipales el particular mató con el que se endulza la velada. Uno de los concejales aprovechó el momento para entregar dos docenas de huevos a las clarisas, tradición de quien va a casarse para tener a Santa Eulalia como aliada y esquivar la lluvia el día de la boda. Sin duda, fue una de las anécdotas de la jornada.

La estancia de la corporación no se prolongó mucho más, en parte porque buena parte de la comitva acudió a la ceremonia de despedida de Diana Garrigosa, mujer del exalcalde socialista Pasqual Maragall -para la que Colau tuvo sentidas palabras por ser una «gran mujer de la ciudad»- y también porque el gobierno municipal seguía en vilo la última hora del Mobile World Congress (MWC), que por la tarde se acabó cancelando. En el monasterio, cuando el certamen todavía pendía de un hilo, la alcaldesa hizo un llamamiento a la calma .

Las dudas del MWC se trasladaron poco después al Borne Centro Cultural, donde el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero protagonizaba el pregón de Santa Eulalia que organiza el Gremio de Restauración de Barcelona ante más de un centenar de personalidades del mundo social, cultural y económico. Ellos mismos, entre los que estaban responsables hoteleros, restauradores y del sector turístico, atendían las palabras del exlíder socialista mientras, móvil en mano, iban consultando novedades al respecto del MWC.

Durante su intervención, Zapatero hizo una defensa acérrima del diálogo entre Gobierno central y Generalitat desde Barcelona. «Ojalá en cada esquina de Cataluña , en cada bar, tengamos una mesa de diálogo. De nada servirá el acuerdo político si la sociedad no lo hace suyo», clamó.

Además, el expresidente defendió que «decir diálogo es decir alivio» y hablar de «esperanza» y de «respeto, tolerancia, eliminación del insulto y reconocimiento». «Encomendémonos a Santa Eulalia . Parece que el tiempo del diálogo, de la convivencia y el talante se ha reiniciado. Hagamos todo lo posible para que perdure», sentenció ante los asistentes.