Coronavirus Cataluña

Barrios donde el miedo al paro es mayor que al virus

Los últimos datos confirman que el Covid-19 se ceba en las zonas humildes de ciudades como Barcelona, Badalona y Santa Coloma

La inicidencia de coronavirus en barrios humildes como la Guineueta triplica la de zonas ricas como Sarrià INÉS BAUCELLS

Miquel Vera

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Encarando la tercera semana de estado de alarma por la pandemia de coronavirus el sistema sanitario catalán empieza a extraer conclusiones de esta crisis vírica sin precedentes. Es evidente que la enfermedad azota con mayor dureza a los infectados con patologías previas y a los ancianos (las personas de más de 80 años representan casi el 60 % del total de fallecidos en España), pero ¿cómo afecta a las personas en función de su nivel socio-económico ? Según el mapa territorializado de incidencia del coronavirus difundido por el departamento de Salud de la Generalitat existe una elevada incidencia de la enfermedad en barrios de todo tipo, pero la pandemia es especialmente dura en las zonas más humildes de Cataluña.

En estos momentos, las tasas de infección más disparadas las encontramos en barrios populares de Barcelona o Badalona. Hay varios ejemplos. En la Ciudad Condal las «áreas básicas de salud» con más casos de coronavirus por cada 10.000 habitantes están situadas en zonas humildes de distritos como Nou Barris y San Martín . Es el caso del barrio de Roquetas. En esta zona con una renta familiar de 49,7 puntos básicos (contando que la media de Barcelona es de 100 puntos) hay 68,6 casos por cada 10.000 habitantes. Cifras similares presentan barrios cercanos como Prosperitat-Verdum (62 casos) o la Guineueta (55,5) . En Santa Coloma de Gramanet, una de las ciudades con menor PIB per cápita de Cataluña, el barrio de Singuerlín localiza 69,7 casos por cada 10.000 habitantes.

Por el contrario, en las zonas más pudientes de Barc elona , como Sarriá o Pedralbes , hay una incidencia de 25 y 24,5 casos por cada 10.000 ciudadanos, respectivamente. Con todo, varios barrios rompen la tendencia y hacen muy difícil llegar a una conclusión rotunda sobre la presencia del Covid-19 en las distintas partes de Cataluña teniendo en cuenta sólo elementos de renta. Por ejemplo, hay barrios muy humildes como El Raval o La Mina con niveles de detección de Covid-19 muy bajos. Según el médico y activista Josep Martí existe una «paradoja». A su parecer las cifras de positivos hacen bailar ese análisis porque tienen en cuenta los casos «confirmados e informados» por los Centros de Atención Primaria de Cataluña (CAP). «Hay menos infectados en barrios ricos con buenas condiciones de vivienda y alimentación, pero también en barrios precarios del distrito de Ciutat Vell a», advierte el doctor en declaraciones a ABC.

Según Martí, eso se debe a que muchos infectados en los barrios ricos se han detectado en el sistema privado de salud y han acabado ingresadas en clínicas de la zona alta que no aparecen en esta estadística, y que concentran el 40% del total de ingresos. A su vez, en barrios humildes con mucha inmigración muchos infectados están pasando la enfermedad sin ir al médico, en sus casas, y no aparecen en las estadísticas porque en algunos casos los afectados ni siquiera tienen papeles. En cualquier caso, este doctor jubilado con más de 50 años de experiencia resalta que hay elementos ligados con la nutrición o la pobreza energética afectan, y mucho, en la incidencia del virus. «La gente mal alimentada o que pasa frío tienen más posibilidades de infectarse», apunta.

El «bofetón económico»

Sin embargo, Martí coincide con el diagnóstico hecho por entidades sociales como Cáritas y vaticina que entre las personas más desfavorecidas pesarán más las consecuencias económicas de la pandemia que la mortalidad del Covid-19. «A la gente que cobra por días o que ya se ha quedado sin trabajo les va a afectar más la crisis que el coronavirus. Para ellos esto será un bofetón brutal», reconoce. Esta sensación se respira desde hace días en zonas humildes de Barcelona, como el Besós y el Maresme, una zona colindante con La Mina. «Aquí la gente vive en pisos de 40 metros, con dos niños, la abuela y dos perros» , explica a ABC Antonia, una vecina de mediana edad mientras hace cola en la puerta de una farmacia desbordada desde hace días. «Yo estaba en una fábrica de cosmética y nos echaron en la primera semana… Yo iba por ETT (trabajo temporal) así que no tengo derecho a paro», explica por su parte Encarni, una madre joven que asegura que ahora toda su familia vive con el sueldo del marido.

Los casos que suman precariedad económica y virus se multiplican en esta zona azotada de forma perenne por la delincuencia y la droga y se replican en barrios parecidos de toda Cataluña.

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