Ángel González Abad - LOS MARTES, TOROS

El ensayo de palma

Hay quien piensa que la programación de estos festejos de relumbrón en Palma podría ser el ensayo para lo que sería volver a anunciar toros en la Ciudad Condal, y no solo por las combinaciones de toros y toreros

Plaza de toros de Palma de Mallorca EFE

Ángel González Abad

La plaza de toros de Palma de Mallorca, el Coliseo Balear, ha anunciado dos corridas de toros plagadas de figuras para los días 4 y 5 del próximo mes de agosto. El coso es propiedad de la empresa Balañá, la gestión está a cargo de la Casa Matilla. Un espejo de Barcelona, con la Monumental en manos de los herederos de aquel sagaz empresario Don Pedro, que en los últimos años de actividad de la plaza hicieron visible la relación que desde hacía décadas mantenían con la familia Matilla.

Por eso hay quien piensa que la programación de estos festejos de relumbrón en Palma podría ser el ensayo para lo que sería volver a anunciar toros en la Ciudad Condal, y no solo por las combinaciones de toros y toreros, que quedarían al margen frente a las imposiciones y trabas administrativas que pudieran plantearse. En 2017, desde el Parlament se aprobó una ley de toros a la balear, que erradicaba la muerte, las banderillas, la utilización de caballos, limitaba a tres toros por festejo, que no podían estar en el ruedo más de 10 minutos, entre otras cosas. El Tribunal Constitucional tumbó estos preceptos de la ley autonómica al considerar que desvirtuaban la corrida de toros. Pero, como en el caso de Cataluña, y de todas las Comunidades, dejaba las competencias para el desarrollo del espectáculo en manos autónomicas.

Y aquí es donde surgen las trabas e imposiciones. En la ley balear siguen vigentes los artículos que hacen referencia al control antidoping de toros y toreros, sin que hasta el momento se cuente con un protocolo que lo haga viable, como la prohibición de menores a la plaza, o la obligatoriedad de tener una UVI móvil por cada mil espectadores. Los festejos están anunciados, de cómo reaccione la administración dependerá que se lleven a cabo con normalidad o a través de una carrera de obstáculos con final incierto. En Barcelona, la Generalitat y el Ayuntamiento, esperan. De momento el miedo empresarial es su aliado. Todo lo que pase en Palma de Mallorca, con los mismos actores que en Cataluña, puede ser un ensayo.

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