Sergi Doria - SPECTOR IN BARCINO

Alessandro, tiempo recobrado

Cosas buenas de las redes sociales. Por ejemplo, la recuperación de imágenes a través de proyectos como «Barcelona desapareguda»

Muralla del Mar de Barcelona, en una imagen rescatada por Alessandro ABC

SERGI DORIA

Cosas buenas de las redes sociales. Por ejemplo, la recuperación y difusión de imágenes de una Barcelona que ya no existe a través de webs. Como las reunidas en «Barcelona desapareguda de Giacomo Alessandro» (Ajuntament de Barcelona).

Hablemos de Giacomo Alessandro (1956-2016). Nacido en un pueblo de Cerdeña e hijo de familia numerosa, combinó el trabajo y los estudios hasta que consiguió empezar la carrera de arquitectura. Gracias a una beca, en 2009 pasó tres meses por Barcelona: en 2011 retornó a nuestra ciudad para cursar en la UPC un máster sobre la vivienda del siglo XXI.

Admirador de Gaudí, Alessandro se quedó a vivir justo enfrente de la Sagrada Familia y puso en marcha «Barcelona desapareguda», un catálogo online de imágenes de la ciudad. Dicen sus amigos -Oriol Oliva, Cesc Cornet, Umberto de Martini y Angelo Ledda- que lo que parecía un simple hobby se convirtió en un compromiso personal y altruista: «Abrió una puerta a toda aquella gente que se sentía entusiasmada por la Barcelona Antigua e hizo así que miles de personas -hasta setenta mil- le siguieran diariamente...». La exploración gráfica de Giacomo Alessandro perduró hasta el último suspiro. Colgó su última foto a las siete de la mañana del viernes 12 de marzo de 2016, dos horas antes de expirar víctima de una leucemia.

Ahora, las fotos que Alessandro almacenó junto con Jorge Álvarez en aquel inmenso archivo digital se presentan en un libro tradicional: edificios y paisajes barceloneses tan solo transitables con la mirada. Podemos divisar el paseo de Colón cuando era la muralla del mar; vagar por la calle de Basea, donde nació Emili Vilanova y de la que hoy tan solo queda un tramo, ya que fue engullida por la Vïa Layetana a principios de siglo XX... Gracias a las fotos rescatadas sabremos que en la plaza del Rei, junto a la capilla de Santa Ágata, se ubicaba el sombrío portal de la casa del verdugo. Sabremos que en 1853, entre las calles de Aragón y Rosellón se abrieron al público los Campos Eliseos, con su montaña rusa, glorietas, jardines, lago con barcas de enamorados, fonda, cafetería ... y hasta una vaquería. En su sala de baile, los coros de Josep Anselm Clavé entonaron por primera vez en Barcelona el «Tanhausser» de Wagner.

Conoceremos el desaparecido Palacio de Bellas Artes del paseo de San Juan, erigido con la Exposición de 1888. Veremos que aquel mismo año se construyó el hotel Internacional frente al naciente monumento de Colón: proyectado por Domènech i Montaner se levantó en cien días para alojar a los visitantes de la Exposición y se derruyó al acabar el certamen (los cimientos se habían apuntalado con vías de tren que había que devolver). Presenciaremos la construcción del hotel Colón en la plaza Cataluña en 1902 y husmearemos entre sus cascotes después de la guerra civil cuando en su lugar se erigió el edificio de Banesto.

Gracias a Giacomo Alessandro, el «tiempo amarillo de las fotografías» es, también, tiempo recobrado de Barcelona.

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