LOS MARTES, TOROS
Otro 28 de julio contra derecho
Al final se consumó la abolición el mismo día en el que la bancada independentista de Esquerra blindaba los correbous por su sentimiento catalán

Un año más se acerca el 28 de julio, aquel 28 de julio, cuando, ya hace doce años, el Parlament prohibió las corridas de toros en territorio catalán. Los 68 votos a favor de la abolición, los 55 en contra, las 9 abstenciones, sentenciaron la ... Fiesta, tras un rocambolesco proceso de birlibirloque en donde los convergentes de la extinta CiU y el PSC jugaron a esconder la cabeza debajo del ala con alharacas para contentar y contener las ilusiones de los aficionados. Los votos contra la prohibición entre los nacionalistas fueron menos de los que decían, como fueron más de los anunciados por los socialistas los que se mostraron a favor del fin de las corridas de toros.
Al final se consumó la abolición el mismo día en el que la bancada independentista de Esquerra blindaba los correbous por su sentimiento catalán. Las corridas de toros fueron erradicadas de Cataluña con la firma del honorable José Montilla, tan asiduo él a los tendidos de la Monumental. Política es política, y poco importó que aquella votación del 28 de julio de 2010 fuera contra derecho, que la Generalitat no tenía competencias para prohibir el espectáculo taurino. Lo confirmó el Tribunal Constitucional seis años después, demasiado tarde, lo que, sin duda, sirvió para lavar la conciencia de algunos.
Ahora, doce años después, los aficionados siguen en su lucha, en una resistencia épica, mientras que el entramado taurino sigue mirando hacia otro lado. Lo hizo durante el cerco que el nacionalismo impuso a la Fiesta durante años, mantuvo huérfana de apoyo a la afición catalana en el proceso final que llevó a la abolición, y en esas sigue, con la propiedad de la Monumental de Barcelona cerrada a cal y canto, porque la realidad social, económica y política, «de momento, no», aconseja programar toros en la Ciudad Condal.
Han pasado doce años y entre los aficionados se mantiene la misma ilusión por volver a la plaza. Ese es su objetivo. Se cumpla o no, saben que la razón y la ley están de su parte.
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