Jaume Collboni

1-O: victoria o fracaso

Torra tiene que elegir entre ser el President de todos los catalanes o el cabecilla de los CDR

Se dice que la política es el arte de hacer posible lo imposible. En tiempos analógicos este aforismo tenía sentido por qué se materializaba en realidades tangibles, ahora en plena ebullición de la redes sociales lo posible puede quedarse únicamente en una realidad intangible dotada, eso sí, de centenares de miles de retuits entusiastas.

El 1 de octubre fue un despliegue inaudito de entusiasmo popular. Poco importan las causas de esta movilización y de nada sirve discutir apasionadamente si la ANC, TV3, el Govern o Omnium tejieron una fina estrategia comunicativa que obnubiló las mentes de un tercio de los catalanes. En democracia cuentan todos por igual. Negar esta realidad es absurdo y querer pararla policialmente inapropiado.

Pero hacer posible lo imposible no es, aunque las verdades digitales lo aparenten, situar el país en un limbo irreal donde palabras como república, independencia, bienestar o superávit parezcan tan reales como España, autonomía, precariedad o déficit.

Si a la aparente victoria de la radicalidad democrática le superponemos un principio de realidad nos daremos cuenta que desde el pasado 1 de octubre Catalunya es un país más dividido, sin gobierno, una democracia sin apenas Parlamento, unos partidos con escaso dialogo y unos problemas económicos, sociales y culturales que crecen al ritmo necesario para dejar de ser coyunturales para convertirse en estructurales.

Una parte de Catalunya ha convertido la independencia en una religión y a España en su satán. Que hay feligreses es evidente. Lo que queda por saber es si el clero de tan nueva iglesia es preconciliar o sabrá estar a la altura de las circunstancias para canalizar toda esta fe en una dinámica racional en la que las aspiraciones de una parte de la población no se conviertan en una nueva inquisición para aquellos que aspiramos a cambiar España para continuar progresando juntos. Dicho con claridad y respeto: al independentismo también le conviene una Reforma ante su más que evidente fracaso y Torra tiene que elegir entre ser el President de todos los catalanes o el cabecilla de los CDR.

Jaume Collboni preside el grupo municipal del PSC en Barcelona

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