Ángel González Abad - Los martes, toros
Una vergonzante censura
«El reciente fallecimiento del dramaturgo Salvador Távora, nos trae el recuerdo de una pugna por la libertad de creación»
Atravesar líneas rojas con la Justicia ha sido una constante de los responsables políticos de la Generalitat desde que el nacionalismo comenzó a tejer sus redes con la figura del padre repudiado Jordi Pujol. Y en terreno taurino, los incumplimientos no vienen de ahora, precisamente.
El reciente fallecimiento del dramaturgo Salvador Távora, nos trae el recuerdo de una pugna por la libertad de creación, que acabó con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que acusaba a la Generalitat de un «ejercicio de añeja, y aún vergonzante censura, en la más ruda acepción del término».
El genio del teatro, que fue cantador y torero, tuvo una dura pelea con la Administración catalana tras anunciar su espectáculo Carmen en la Monumental barcelonesa en 1998. Incluía la ópera la lidia de un astado por un rejoneador, y la Generalitat dijo que no, que aquello no era una corrida de rejones, y que se aplicaba la ley de protección de los animales. Comenzó una dura batalla legal, que acabó dos años más tarde con eso que ya es tan habitual para los aficionados de esta tierra, que aquella prohibición no se ajustaba a derecho. Y Távora volvió a anunciar su espectáculo, y la Generalitat lo volvió a prohibir. Condenaron a las arcas públicas a indemnizar con 240.000 al autor, no una, sino dos veces.
La sentencia del tribunal catalán, ratificada por el Supremo, calificó la intervención de la Generalitat pujoliana de ir contra la creación, y su decisión de que la ópera se ofreciera sin la lidia de un toro iba contra la «concepción libre de su autor, la desvirtúa, la degrada, lesionando gravemente la libertad de expresión de la cual la creación artística es manifestación».
Lamentablemente, aquella sentencia poco sonrojó a los poderes públicos. «No respeta la libertad de creación artística y tiene una actitud soberbia antitaurina, antiandaluza y antiespañola», declaró Távora tras aquella prohibición. Y en esas seguimos.