Joan Carles Valero - Letras expectativas
Vamos a contar mentiras
Así es como se está modelando a la opinión pública catalana, sin resquicio para el «sapere aude» que popularizó Kant
Una de las canciones del repertorio de mis excursiones infantiles era «Vamos a contar mentiras», cuyo estribillo decía que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas, tralará… Algo parecido está ocurriendo en Cataluña en la era de la posverdad o mentira emotiva, ese neologismo que describe que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales. Así es como se está modelando a la opinión pública catalana, sin resquicio para el «sapere aude» que popularizó Kant y que se traduce «atrévete a saber», pero también se interpreta «ten el valor de usar tu propia razón».
Me dijeron que en el mundo del revés nada el pájaro y vuela el pez, que hay un lobito bueno al que maltratan todos los corderos, y un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. No hay piedad para el razonamiento en estos tiempos de gobernantes rebeldes, huelgas pagadas y Mossos impasibles ante las órdenes judiciales. Si pensábamos que lo habíamos visto todo, tengo que reconocer que cada día la realidad supera cualquier ficción. Ayer mismo no daba crédito al oír al presidente de la patronal vallesana Cecot, Antoni Abad, justificar la doble huelga de los empresarios. Doble porque al perjuicio de no producir durante una jornada, se añade el de pagar a los trabajadores por haberles dado un día de fiesta retribuido «por el país».
Ya se sabe que los responsables de las distintas administraciones públicas no tienen reparos en regalar el dinero de todos. Es lo que ocurrió ayer con el día de asueto remunerado que concedieron a todos los servidores públicos en los sectores de la enseñanza, sanidad, transportes, etcétera. Con la salvaguarda de que, como paga el pueblo, a los que tuvieron que hacer servicios mínimos les remunerarán doble para compensar tamaño desagravio respecto a sus compañeros.
Las verdades parecen ser mentiras. Cada año que pasa soy más crío. Hasta que llegue el día de ser un recién nacido, como en la película «El curioso caso de Benjamin Button». O como el infantilismo que recorre Cataluña en busca del botón de la independencia. Hierba roja, verdes amapolas…. Hay un gato huyendo de un ratón. ¿Quién pondrá el cascabel al roedor? Me dijeron que en el reino del revés nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos y dos son tres.