Los valientes emprendedores
A pesar de la situación mundial, la gastronomía barcelonesa no deja de renovarse
![Pablo y Lucas, de la Botiga del Món](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/09/22/PabloyLucadeLaBotigadelMonensulocaldelEixamplebarcelones-ky0F--1248x698@abc.jpg)
Lucas Maggio y Pablo Massera son dos barceloneses de origen argentino que acaban de abrir una tienda de alimentación del mundo, bio y a granel en el centro del Ensanche de Barcelona, a la mitad de una pandemia mundial. Cualquiera diría que están locos. Los vecinos del local están felices de que hayan llegado a alegrar un barrio que cada día echa en falta la reapertura de algunos locales. La emoción les gana, llevan pensando en esto hace dos años: crear un negocio que les permita sobrevivir y mantener a su familia. Cuando se declaró el estado de alarma , estaban por concretar su sueño, tras meses de arduo trabajo. ¿Y ahora?
Los meses han pasado, el estrés y la incertidumbre se han convertido en energía inagotable para poder finalmente abrir las puertas de La Botiga del Món (Provenza, 200, esquina Muntaner). Como Pablo y Lucas, son muchos los jóvenes que, sin tener un grupo de restauración o inversores detrás, han apostado por Barcelona y por su gente, para que la ciudad no permanezca como el 75 por ciento de sus hoteles: cerrada.
Como ellos, los dueños del Lluritu , también se quedaron a punto de caramelo, aquel fatídico 13 de marzo. Se preparaban para abrir su segundo local en las calles de Gracia; tuvieron que esperar a la desescalada. La paciencia y los meses en casa trajeron nuevas alegrías: además del segundo restaurante de cocina marinera, los jóvenes han aprovechado la necesidad de espacios culturales y han abierto La Muriel, en la calle Verntallat, un «restaurante y vivero cultural», en donde, a sus clásicos marineros, agregaron una carta de bocadillos y tapas, así como exposiciones y, cuando el reglamento lo permita, conciertos en vivo y diversas actividades culturales que involucren al barrio.
En la calle Congost, la Bodega Bärbar es otra recién llegada que no ha querido quedarse sin abrir. Tapas a precios acordes al momento, en un sitio agradable, son su insignia. También en Gracia se inauguró en la primavera la heladería Selvática, en la calle Martínez de la Rosa, de Natalia Ramírez, de origen colombiano y estudios en la Carpigiani Gelato University y en Espai Sucre. La joven decidió quedarse con una heladería en traspaso en mitad de la pandemia. Así de atrevidos son también sus sabores, elaborados con especias y con frutas de temporada. Aunque casi todos llevan leche, hay opciones veganas. No hay que dejar de visitar este pequeño gran local, a un costado de la plaza de la Villa .
Massera y Maggio son amigos desde la infancia, cuando crecieron en Luján, en la provincia de Buenos Aires. En su tienda, como los chicos de Lluritu, también quieren que el barrio se vuelva protagonista pues quieren ir definiendo su oferta conforme las necesidades de sus clientes. Ahora, el surtido que tienen de productos alemanes, vegetarianos, bio, italianos y argentinos (incluidos vinos), no tiene igual en la ciudad. Además, ofrecen una amplia lista de productos de Latinoamérica, Asia y Europa, así como productos locales que ofrecen a granel, como harinas, semillas o frutos secos, vermut y vino. Su idea es que la gente pueda encontrar en un mismo espacio todo lo que necesite para cocinar una comida internacional. «Como la ciudad en la que vivimos» , explican los lujaneros.
Otros pequeños empresarios también han modificado sus planes conforme las necesidades de los clientes; quizás no retrasaron una apertura, pero modificaron su oferta para seguir abiertos. Es el caso de Sants es Crema, en el barrio del mismo nombre. Antes de marzo, el restaurante se caracterizaba por ofrecer platos a la brasa, con influencias locales y de fuera. En la nueva apertura, han cambiado su letrero de la entrada y su carta; bocadillos a la brasa, dice ahora. «Nos está costando mucho trabajo, pero no queremos bajar la persiana», me explica preocupado Alberto García Moyano, uno de sus dueños. Para llegar también a otros barrios, ofrecen servicio a domicilio a través de Stuart, una plataforma de entrega que, a diferencia de Glovo o Deliveroo, sí paga a sus riders, aunque no hagan entregas, comenta García Moyano. El cliente paga el envío a la plataforma y la plataforma paga al restaurante por su bocadillo, sin porcentajes ocultos.
Barcelona sobrevive a trompicones; sin embargo, pareciera que el Borne, el corazón de la ciudad, dejó de latir. A su rescate llegaron también otros jóvenes argentinos, que aparecieron en Baños Viejos, para mantenerle con vida. Proper es un local que triunfó en Buenos Aires y que ya tenían pensado trasladar a Barcelona antes de que la cuarentena les callera como agua fría. Como en Sants es Crema, aquí la protagonista es la brasa, que los argentinos conocen como la palma de su mano. Para beber, excelentes vinos naturales, maridados con una atención cercana y generosa. Como en el caso de Pablo y Lucas, la incertidumbre y el estrés, en lugar de dejarles por el camino, les han inyectado una gasolina digna de inspirar. Nos corresponde ahora al resto agradecerles el esfuerzo y visitarles, consumir y seguir dándole vida a esta ciudad que tiene aún mucho que dar.
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