Pablo Nuevo - Tribuna Abierta
Tripartito a la vista
El tercer tripartito que se vislumbra tendrá como fuerzas principales a ERC y Podemos, y el PSC reducido al papel de cuota moderada
El tercer tripartito que se vislumbra tendrá como fuerzas principales a ERC y Podemos, y el PSC reducido al papel de cuota moderada
las tomas de posición políticas verbalizadas en los últimos días por los líderes de los partidos separatistas apuntan a un cambio de papeles en el vodevil en que se ha convertido la política catalana. Así, mientras Puigdemont y Convergencia parecen no enterarse de lo que está pasando, y continúan apelando a la épica insurreccional que espanta a sus votantes tradicionales, Junqueras prepara el camino para una reedición del tripartito.
Según una encuesta publicada el pasado fin de semana el apoyo a la hoja de ruta separatista del Govern no llega al 20 %, mientras que un 36% pide, simplemente, olvidar el procés. Al mismo tiempo, de celebrarse elecciones autonómicas en este momento ERC doblaría en escaños a Convergencia, pasando los republicanos a ser la minoría mayoritaria en el Parlamento catalán, sin que su subida compense el hundimiento convergente. En consecuencia, y dado que la suma de ERC y Convergencia queda lejos de la mayoría según todos los sondeos, la gobernabilidad pasará por un nuevo pacto de izquierdas.
En este escenario, el despiste del nacionalismo burgués teóricamente «de orden» es descomunal: el partido que se vendía como business friendly propone como modelo Kosovo, que como todo el mundo sabe es el paraíso con el que sueña el buen convergente mientras veranea en la Cerdanya. Además, siguen actuando como si toda Cataluña les siguiera en su proceso de desconexión, cuando en realidad hace tiempo que la sociedad ha desconectado de ellos; han decretado tantas veces el inminente fin de Cataluña por la terrible recentralización del Gobierno, y han abusado tanto de los días históricos de la liberación nacional, que al experimentar los catalanes en su vida cotidiana que no hay riesgos a su catalanidad, sino a su condición de ciudadanos de un país desarrrollado por la mala gestión de la Generalitat, el resultado es la apatía y la desafección de lo público, no la voluntad de romper con España.
Por el contrario, Junqueras está llevando a cabo una estrategia más inteligente: sin renunciar expresamente a un proceso que sabe imposible e inviable, está poniendo el acento en tender puentes con las diferentes fuerzas de izquierda, pues se ve presidente de la Generalitat cuando caiga el gobierno de Puigdemont. Dicho esto, no es tranquilizador pensar que el populismo separatista pueda ser sustituido por el populismo izquierdista, sobre todo si tenemos en cuenta que en política el orden de los factores sí altera el producto; en este sentido, el tercer tripartito que se vislumbra tendrá como fuerzas principales a ERC y Podemos, quedando el PSC reducido al papel de cuota moderada encargada de legitimar el pacto de izquierdas.
No puedo decir que sienta la desaparición del centro derecha nacionalista, pues son sus políticas las que han preparado la hegemonía de la izquierda. Pero ante el panorama que se avecina habrá que articular un reagrupamiento de centro derecha, pues de lo contrario continuará el declive que ya se aprecia en Cataluña. Y es que cuando fracase la nueva utopía tendrá que haber alguien para restañar heridas y proponer a los catalanes una política reformista que funcione.
Pablo Nuevo es abogado y profesor de derecho constitucional