Miquel Porta Perales - EL OASIS CATALÁN
Trapicheo
El recién alumbrado Consejo por la República es la penúltima manifestación del paripé independentista
El secesionismo catalán es maestro del arte del paripé. Dicho sea en las dos acepciones del término: 1) fingimiento, simulación o acto hipócrita, 2) presumir, darse tono. De ahí, la locución verbal «hacer el paripé». El recién alumbrado Consejo por la República es la penúltima manifestación del paripé independentista. Y, visto lo visto y oído lo oído, se confirma, por enésima vez, el enorme sentido del humor y el nulo sentido del ridículo del secesionismo catalán. ¿Cómo es posible que un ente privado bajo jurisdicción belga pretenda impulsar una República en España? Por si fuera poco, dicho ente –dicen– es independiente de las instituciones catalanas, aunque estará en complicidad con las mismas vía vínculos estables y regulares. ¿Una Generalitat externalizada o subcontratada? Así se desprestigian las instituciones de Cataluña y se torea la democracia con la excusa de un mandato inexistente. Y las autoridades locales aplauden. Conviene añadir que el Consejo por la República crea un registro ciudadano –previo pago de un mínimo de diez euros: ¡caja!– de adheridos –de buenos catalanes- que tendrán derecho a voz y voto. De esta manera, el independentismo recupera el voto censitario del siglo XIX: quien paga, vota.
El secesionismo sigue con el paripé. Porque, son así y no le den más vueltas. Porque, hay que aparentar la unidad secesionista que no existe y ERC no se puede negar a hacer un paripé unitario que se agota en sí mismo. Porque, hay que seguir con la matraca del Estado español represor que niega los derechos civiles y el derecho a decidir de Cataluña y los catalanes. Porque, hay que continuar con la ficción de los exiliados que trabajan por Cataluña y la República Catalana. Porque, hay que ofrecer reconocimiento y cargos virtuales a la clase ociosa secesionista y a sus allegados y valedores. Porque, hay que vender ilusión, emociones, sentimientos, engaños y mentiras a un personal adicto que todo se lo traga. Sigue el trapicheo independentista. El mundo, sí, les mira. Y ríe.