Desescalada
Cataluña fulmina la fase 3 en 24 horas y Torra se desmarca de la «nueva normalidad»
Barcelona y Lérida solo estarán unas horas en el último nivel de la desescalada
La Generalitat bautiza la nueva etapa como «Fase de Reanudación»
El Gobierno de la Generalitat compareció triunfante ayer ante la prensa para oficializar que recuperaba las competencias en la gestión de la pandemia de coronavirus tras más de tres meses de crisis sanitaria. Torra también decidió catapultar a Barcelona de la fase 2 a la «nueva normalidad» en un solo día. Con todo, la primera decisión del Ejecutivo autonómico fue contundente y simbólica: fulminar el estado de alarma vigente desde el 14 de marzo. No fue un gesto vacío. El estado de alarma no solo ha apartado al Govern de los aspectos clave en la gestión de la pandemia (que ha dejado más de 12.000 fallecidos), sino que se había convertido en una bandera política que el independentismo no tardó en bautizar como «155 sanitario».
Para poder dar este paso el ejecutivo autonómico firmó un decreto que ha dejado atrás la fase 3 en Cataluña desde esta pasada medianoche. Esta pirueta provocó una curiosa situación, que las regiones sanitarias de Barcelona y Lérida, que concentran el grueso de la población de la comunidad, solo hayan pasado 24 horas en el último nivel, previo al regreso a la «nueva normalidad».
Precisamente ese concepto de «nueva normalidad» fue otro de los puntos con el que el Ejecutivo de Quim Torra quiso marcar perfil propio desmarcarse del resto del Estado. Ni el «president» ni los consejeros con los que compareció -los titulares de Salud (Alba Vergés, de ERC) e Interior (Miquel Buch, de Junts)- utilizaron ese concepto repetido machaconamente por Pedro Sánchez y sus ministros. En su lugar usaron una y otra vez la expresión «etapa de reanudación».
Según detalló Torra, en esta fase de reanudación el Govern primará «siempre» los criterios de «claridad y rigor» . No en vano, el presidente y sus consejeros no escatimaron en críticas al Estado por la gestión de la pandemia y la desescalada, que Vergés llegó a calificar de «concurso de fases».
Nada dijeron el presidente ni sus consejeros de la batería de consignas contradictorias o confusas que han salido casi a diario de las ruedas de prensa celebradas en el Palacio de la Generalitat a lo largo de los últimos meses. En repetidas ocasiones durante la pandemia el Govern ha expuesto medidas para las que no tenía competencias, como los tramos horarios para salir a la calle, la desescalada infantil o los certificados de «autorreponsabilidad» que recomendó portar a los ciudadanos catalanes por si se encontraban con los Mossos. «Esta “reanudación” será mucho más sencilla y comprensible sin tantas regulaciones ni prohibiciones. Tenemos que dar mensajes claros a nuestra gente», prometió Vergés.
Mascarillas y distancia
El regreso a la «normalidad» en Cataluña tendrá como marco general la distancia de 1,5 metros entre personas , la higiene de manos y el uso de mascarillas. Asimismo, el Govern apeló a la responsabilidad individual de los ciudadanos para poder volver, poco a poco, a la vida anterior a la eclosión del Covid-19. En materia de distancia social, la Generalitat establece que esta debe ser de 1,5 metros entre personas -igual que la fijada por el Gobierno-. Eso es aplicable tanto en espacios cerrados como al aire libre, donde se marca el equivalente a un «espacio de seguridad» de 2,5 metros cuadrados de superficie por persona en los locales de concurrencia pública como restaurantes, bares o comercios .
A su vez, las mascarillas serán obligatorias para todas las personas a partir de los 6 años cuando no se pueda mantener la distancia. Desde mañana y hasta el día 25 de junio también se establece un aforo del 50% en los locales cerrados y del 75% en los que están abiertos, según la Vergés, para que la adaptación sea más fácil