Toni García Pérez - Tribuna abierta
Nuevas naciones
«La ONU ha advertido de la posibilidad de que en Sudán del Sur se repita un genocidio 'como el de Ruanda'»
Actualmente, en este otoño de 2019, encontramos en el mundo unos cuantos trozos de tierra que quieren independizarse. Cada caso tiene sus peculiaridades, por eso creo que lo más pragmático será tomar como ejemplo de secesionismo a la última nación que se ha formado, Sudán del Sur.
Viajemos al año 2011, tras conseguir su independencia Sudán del Sur se sumergió en una vieja guerra civil entre el presidente Kiir, de etnia dinka, que es la mayoritaria en la zona y su entonces vicepresidente, Riek Machar, de etnia nuer. La independencia fue espoleta de la violencia, los dos máximos cargos batallando. Tras cinco años de peleas se alcanza un acuerdo de gobierno de unidad nacional y alto el fuego. Acuerdo que no se tarda en violar por ambas partes.
Hoy en día, el líder opositor se encuentra en el exilio (de verdad). Sudán del Sur arrastra la mayor inflación del mundo, está en bancarrota y ha perdido el control en varias regiones en manos de milicias opositoras. Human Rights Watch ha documentado crueles ejecuciones y hay brigadas del ejército cuya única labor es violar mujeres cumpliendo órdenes de sus superiores. Al no cobrar salario, la violación y el saqueo son considerados el salario.
Más datos sobre el estado actual de esta nueva nación. Hay regiones enteras que han sido destruidas. Los soldados han quemado 18.000 viviendas y, según imágenes de satélite, en muchas de las casas sus habitantes han quedado calcinados. Pido disculpas por la crudeza, pero es la realidad. Cuando se habla de independencia hay que contar la verdad y no prometer helado de postre o ficcionar con revoluciones de las sonrisas.
La ONU ha advertido de la posibilidad de que en Sudán del Sur se repita un genocidio «como el de Ruanda». Cinco millones de personas están en riesgo de morir de hambre. Si el lector piensa que este caso de independencia reciente es un aviso a navegantes, acierta de pleno.
Vienen elecciones y sentencias judiciales. Se abrirán las puertas a la demagogia y el populismo. Y mientras unos sigan fabulando con «la nueva Dinamarca del Sur», nosotros recordaremos el caso real de Sudán del Sur, una realidad que duele.