Toni García-Pérez - Tribuna abierta

Un baño de realidad

«Cataluña, como el resto del mundo, solo quiere que el mañana sea mejor que el hoy, así de simple»

Toni García-Pérez

Cuando se cimentaba el catalanismo, el gran aparejador del entramado, Jordi Pujol, patentó frases que pasaron a la historia, como por ejemplo: «Es catalán todo aquel que vive trabaja y paga impuestos en Cataluña». Seguro que les suena esta frase. Daba entender, el todavía hoy president Jordi Pujol que para ser catalán solo era necesario querer serlo. Pero eso sí, usando el gentilicio como eufemismo. Lo que en realidad quería decir Pujol (y omitía por estrategia en los albores del nacionalismo) era que había que ser «catalanista», porque en realidad ser catalán es tan obvio que nunca ha necesitado mayor explicación. Imaginaciones que suponían grandes dosis de imaginación. Ortodoxias que convergían en un pensamiento único destinado a justificar todas las limitaciones históricas y actuales por la vía de un rearme moral cargado de trampas e intereses.

Los cantos a la libertad del nacionalismo eran formas de autoengaño para vestir el santo con epopeyas de andar por casa, pero obscenas cantidades de dinero (para la mayoría de la población derrochadas pero para el poder muy bien invertidas) lograron su objetivo: normalizar es cambiar, es forzar, es hacer creer que lo que hay, es lo que hay. Cuando lo cierto es que ni cuando Franco llenaba las calles de Barcelona, Cataluña era franquista ni por arte de birlibirloque cuando se llenan de esteladas, nuestra querida comunidad se convierte en independentista.

Cataluña, como el resto del mundo, solo quiere que el mañana sea mejor que el hoy, así de simple. Los catalanes únicamente queremos vivir mejor. Solo buscamos la prosperidad, y si es siendo solidarios con otros territorios, pues miel sobre hojuelas. Otra cosa es que algunos políticos de baja estofa y sin escrúpulos, se aprovechen de la crisis económica para atacar a los bajos instintos a base de demagogia tan lastimera como deplorable. Los políticos no son solo eso, también son los administradores de nuestro dinero. Obviemos a los creadores de fábulas y votemos a los que priorizan en el interés real de los ciudadanos.

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