La tinta sigue fluyendo

Los estudios de tatuaje vuelven a coger ritmo adaptando las medidas de seguridad e higiene, ya de origen muy estrictas, a la nueva realidad que ha traído la pandemia

Un tatuador, durante la pandemia Ep

Tábita Forja

Desde la llegada del coronavirus ha sido mucho lo que ha cambiado. La rutina diaria de la mayoría de los españoles se ha visto afectada por el confinamiento provocado por el estado de alarma. El mundo del «tattoo» no es la excepción a la regla, ya que a pesar de que sus protocolos de trabajo siempre han sido muy rigurosos en cuanto a mantener normas de higiene y sanidad , la «nueva normalidad» ha traído ciertos cambios.

María José, alias MaJo, es una chica venezolana que trabaja en Olivia Tattoo Spot, un estudio de tatuaje en Barcelona. Para ella y sus compañeras de trabajo en realidad la rutina no ha cambiado tanto. «Antes éramos cuatro chicas trabajando simultáneamente, ahora somos dos para mantener el aforo a la mitad», comenta a ABC y explica que la diferencia más significativa es que los clientes deben acudir el estudio sin acompañantes, utilizar el gel hidroalcohólico y venir con la mascarilla: «Entre clientes tenemos que desinfectar a fondo toda la sala, las sillas y el suelo. Sin embargo, ya todo nuestro material de trabajo es desechable y ya viene esterilizado».

«El flujo de clientes se empezó a recuperar con la entrada a la fase 1» . Así detallaba Alexandra, otra tatuadora que está residenciada en Madrid, cuáles han sido las consecuencias del Covid-19 en su área de trabajo. Ya que en la fase 0 de la desescalada no estaba permitido moverse a más de un kilómetro de los domicilios, la cartera de clientes se redujo significativamente.

Por otra parte, Alexandra comenta que uno de los cambios negativos que han vivido es la subida de precios de los materiales que utilizan. «Antes de que empezara la cuarentena una caja de guantes costaba ocho euros, ahora nos hemos encontrado lugares donde las quieren vender a 20». Y, por si fuera poco, también han experimentado dificultades para encontrar los suministros que necesitan para trabajar: «Se nos ha hecho más complicado, ya que casi todos los materiales que utilizamos para tatuar son importados».

Como en otras profesiones, en el ámbito del tatuaje también surgieron iniciativas para agradecer a aquellas personas que han estado combatiendo la pandemia del coronavirus en primera línea . En Olivia iniciaron una campaña para regalarle un «tattoo» a los trabajadores indispensables que se mantuvieron en sus labores desde que inició el estado de alarma. «Fue una manera de reconocer todo su esfuerzo y agradecerles por ello. Hicimos varios tattoos así y, en general, los clientes se mostraron muy agradecidos con nosotras».

Si bien no ha sido con el mismo ritmo de trabajo, los tatuadores siguen estando activos y aceptando citas para plasmar recuerdos en la piel de sus clientes. A pesar del coronavirus, la vida tiene que seguir. El mundo no se detendrá y, así como lo hicieron Majo y Alexandra, las rutinas de todos se irán adaptando a la «nueva normalidad»», en la cual, más temprano que tarde, los días de confinamiento se quedarán en el pasado.

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