Oti Rodríguez Marchante - Barcelon al día
Tiempos de criogenización en la res pública
Sabemos de qué se reía Pujol desde ese mismo cargo, pero hay que bajar al ras de la inteligencia para entender la risa de estos
Lástima que la criogenización no entre todavía en los servicios habituales de la Seguridad Social, porque es el momento adecuado para meterse unas décadas en el frigidaire y salir al mismo tiempo que Walt Disney. Pero me temo que no hay más remedio que apechugar con estos tiempos mamelucos, y acaso encontrarle la gracia (aunque sólo sea descriptiva o periodística) a la mediocridad arrasadora que se llevará por delante a todas las generaciones de aquí a la vuelta de Walt Disney.
Nos obligan a estar descongelado para asistir a las grandes preguntas de nuestra época, que no son si Dios existe, o qué son los números, o qué es el libre albedrío del que nos habló Russeau…, ni siquiera a los otros enigmas no tan grandes, como ¿por qué Tarzán estaba siempre afeitado?, o ¿por qué se utilizan agujas esterilizadas para poner una inyección letal?... No, hay que estar descongelados para intrigarse ante las grandes preguntas de nuestra época y lugar, que vienen siendo: ¿cuánto tiempo le lucirá el pelo a Carles Puigdemont?, ¿podrá Germà Gordó mandar a Artur Mas a que ensaye sus risillas gatunas mientras le da de comer a las palomas del parque?, ¿se impondrá como baranda de Convergencia a los dos “ull”, Rull y Turull?, ¿se enterará el Rey de la indirecta de ese pobre Mas al decir que él sí le agradece los servicios prestados, y se llevará una sorpresa al saber que Puigdemont no le guarda cariño?, ¿encontrarán los servicios jurídicos del Estado un motivo en el juramento del probablemente president para devolverlo a Gerona, o para que lo repita como la Constitución manda?, ¿no habrá más delito en el “sí prometo” que dijo ayer Francesc Homs sobre el acatamiento a la Constitución?, ¿se celebrará la Feria de Abril en la república catalana? ...
Como ven, el interés sobre estas cuestiones y sobre el personal que las suscita es inmenso, de una exigencia intelectual que le impide a uno encerrarse en el congelador y le anima a estar muy pendiente, los próximos tres lustros, a lo qué dediquen sus esfuerzos nuestros asalariados políticos, y los asalariados de nuestros asalariados políticos. Magnífica pérdida de tiempo, y más ahora que nos hemos librado de la sonrisilla gatuna de Mas, aunque, francamente, a este Puigdemont se le empieza a dibujar la misma… ¿irá con el cargo?... Sabemos de qué se reía Pujol desde ese mismo cargo, pero hay que bajar al ras de la inteligencia para entender la risa de estos.