Confinados con... Alejandro Fernández

Tiempo para pensar

«Me pide ABC que comparta con ustedes mi día a día de confinamiento, que no debe ser muy distinto del de cualquier otra persona que me lea»

Alejandro Fernández, confinado en su casa ABC

Alejandro Fernández

No es sencillo hacer política confinado, aunque soy consciente de que eso le pasa a todo hijo de vecino. Nuestra actividad está muy orientada a la acción: siete días a la semana de visitas a municipios, entidades, medios de comunicación, y de hecho esa hiperactividad suele dejar poco tiempo para la reflexión. Quizá la única ventaja del confinamiento es la de poder pensar con todo el tiempo del mundo. Esa reflexión también está condicionada por la enorme preocupación que sufrimos todos por los fallecidos, sus familias, los enfermos, nuestra propia familia, el futuro… en mi caso debo añadir una cierta sensación de vacío, ya que, en casos así, los que estamos en la oposición sabemos que es a quien gobierna al que le corresponde liderar, y a nosotros nos toca apoyar cuando toca y denunciar aquello que veamos incorrecto, renunciando a un excesivo protagonismo e intentando ser lo más útiles posible.

Me pide ABC que comparta con ustedes mi día a día de confinamiento, que no debe ser muy distinto del de cualquier otra persona que me lea: paciencia, disciplina en las actividades diarias a realizar, mucho cariño y comprensión con la familia y mucha música, cine y lectura. Como decía anteriormente, el tiempo ahora no es problema, así que estoy revisitando grandes y densas novelas como La Montaña Mágica de Thomas Mann o Vida y Destino de Vasili Grossman, directores como Orson Welles, Howard Hawks o John Ford, cantantes como Neil Young, Mark Lanegan o Richard Hawley, en definitiva, placeres que requieren la concentración y tranquilidad de la que no siempre disponemos.

Pero sobre todo, dedico muchas horas a leer informes: cómo organizaremos nuestra sociedad cuando esto acabe. Tendremos que hacerlo serenamente, huyendo de utopías que nunca han funcionado ni funcionarán, atajos autoritarios de los que aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para intentar colarnos nuevamente su mercancía eternamente averiada. Huyendo del populismo de la antipolítica, que sólo sirve para desahogarse, pero que nunca ha aportado ninguna solución.

Inspirémonos en aquellos que fueron capaces de superar épocas incluso peores. Estos días son los mejores para recordar a la generación más castigada por la pandemia: sufrieron los terribles rigores de la posguerra, nos condujeron a la democracia, cuidaron de sus hijos y nietos en la terrible crisis de 2008. En su honor y homenaje superaremos esta crisis y saldremos más fuertes. Se lo merecen.

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