Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Tanteo
No es una casualidad que el President reconozca lo que otros nacionalistas niegan: que el «plebiscito» del 27-S se perdió y la estabilidad política es una hipótesis.
Después del notable ejercicio táctico que fue la investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat de Cataluña -el «proceso» sobrevive gracias a una falta directa lanzada sin barrera y a portería vacía en el tiempo de prórroga-, ¿por dónde anda el secesionismo oficialista?
Una manera de actuar y una forma de decir. La manera de actuar: el independentismo tantea la situación para ver cómo reacciona el Estado y obrar en consecuencia. De ahí, el texto del juramento del President, la constitución de una consejería de Asuntos Exteriores, las comisiones de estudio de las estructuras de Estado y de la ley de transitoriedad jurídica, la relativización de la hoja de ruta de la desconexión o la intención de llegar -¿solo?- a las puertas de un nuevo Estado. La forma de decir: un discurso victimista -nadie nos llama por teléfono- y una oratoria jovial -un President dotado de sentido del humor, dicen- que busca imagen, seducción y construcción de sentido como requisito indispensable para acercarse al personal y ampliar la base social de un independentismo que no está en su mejor momento.
Al respecto, no es una casualidad que el President reconozca lo que otros nacionalistas niegan: que el «plebiscito» del 27-S se perdió y la estabilidad política es una hipótesis. Así se pide -discretamente- una mayoría que no se tiene. Un detalle significativo: un President que garantiza la «solvencia jurídica» del «proceso» y sostiene que «no pondremos las instituciones fuera de la ley». ¿De qué está hablando? ¿Debemos creer el angelismo presidencial? Si tenemos en cuenta que habla de una etapa «postautonómica», ¿hay gato por liebre? El telón de fondo de la teoría y práctica del tacticismo independentista es la inviabilidad del «proceso».
Quizá perciben esa inviabilidad y se proponen sortearla mediante alguna maniobra, astucia, pacto o rectificación temporal. Pero, al Estado de derecho nadie le ha de marcar un gol gracias a una falta directa o indirecta lanzada con o sin barrera.