Sonia Sierra - Tribuna abierta
La 'inmersión lingüística' y el terreno embarrado
«Para empezar, ni tan siquiera el nombre es cierto porque para los catalanohablantes no es inmersión lingüística sino una simple educación monolingüe»
Se ha de reconocer que los nacionalistas catalanes son auténticos genios a la hora de crear marcos mentales y de imponer el relato, entre otras cosas, porque no en vano llevan años poniendo en ello toda su energía e ingentes cantidades de dinero. Un caso paradigmático es el de la mal llamada “inmersión lingüística”.
Para empezar, ni tan siquiera el nombre es cierto porque para los catalanohablantes no es inmersión lingüística sino una simple educación monolingüe. Y, para los castellanohablantes, es una vulneración de un derecho fundamental reconocido por la UNESCO y por la ONU, como es el poder educarse en su lengua materna. Es un sistema tan nefasto y tan injusto que no se aplica en ningún otro lugar del mundo y, aun así, han logrado imponer la idea de que se trata de un modelo de éxito reconocido internacionalmente. Por supuesto, ni es un modelo de éxito –ahí están los mediocres resultados en PISA y que Cataluña llegó a liderar el ranquin de abandono escolar- ni tiene ningún reconocimiento internacional sino todo lo contrario: el Parlamento Europeo ha abierto una investigación porque lo considera discriminatorio.
Pese a todo, a lo largo de todos estos años se ha asumido que es el mejor sistema posible. No fue hasta la entrada de Cs en las instituciones que se empezó a cuestionar abiertamente este modelo. De hecho, gobiernos del PP y del PSOE lo ha permitido siempre pese a la barbaridad que supone que en una parte de un país no se enseñe en su lengua oficial. A esto hay que sumar el inmenso trabajo de Asamblea por una Escuela Bilingüe, que ha ganado uno tras otro todos los litigios a la Generalitat para lograr que sus hijos reciban un 25% de clases en español. Así pues, en la última década, muy poco a poco, hemos podido ir dando a conocer argumentos racionales contra la inmersión lingüística y ahora, ante el escándalo de la supresión del español como lengua vehicular, cada vez son más las voces que se alzan en contra de este modelo injusto y discriminatorio.
Pero, como les decía, los nacionalistas catalanes son auténticos maestros a la hora de imponer el relato y, como no tienen argumentos ni didácticos ni pedagógicos para defender la “inmersión lingüística”, se dedican a embarrar el terreno de juego para que, antes de que los partidarios del plurilingüismo podamos exponer nuestros argumentos, tengamos que defendernos de sus muchas mentiras.
De entrada, nos acusan de decir que “el español está en peligro”, cosa que, obviamente, nadie dice, pero antes de nada, tienes que contestar eso. Luego añaden que el catalán sí lo está, por lo que el que se atreva a cuestionar la “inmersión lingüística”, será tachado inmediatamente de querer acabar con el catalán. A todo esto, el catalán tampoco está en peligro, pero tienes que desmentir dos cosas más.
Y ya con el terreno bien embarrado, afirman que el español no está perseguido en Cataluña. Se trata de una trampa bastante efectiva: contestar la exageración de una crítica para caricaturizarla. Claro que el español no está perseguido en Cataluña, claro que la mayor parte del tiempo hablamos la lengua que queremos sin ningún tipo de conflicto. Pero con esa exageración, de nuevo, te tienes que parar a contestar antes de poder argumentar. Y con esa exageración, se tapa que sí que hay situaciones injustas con el tema de la lengua. Además de la Educación, que a mí entender es lo más grave, en Cataluña se multa a los autónomos si no rotulan en catalán y todas las comunicaciones dependientes de la Administración autonómica (y la inmensa mayoría de las municipales) solo se realizan en catalán.
Además, desde la entidad xenófoba Plataforma per la Llengua se alientan campañas de acoso contra trabajadores y autónomos, normalmente de origen extranjero, por no hablar en catalán. El hecho de que no pase siempre, no quiere decir que no pase. Plataforma per la Llengua es una entidad paragubernamental regada con subvenciones millonarias a dedo que se dedican, además, a espiar a los niños en los patios de los colegios. Como todo el horario lectivo es en catalán (excepto las dos horas de español en primaria y tres en secundaria) lo único que les queda ya es poder controlar que los alumnos hablen también en catalán a la hora del patio y en las actividades extraescolares. Ellos son los autores de la enmienda que tacha el español como lengua vehicular y que permite que se pueda controlar que los alumnos hablen también en catalán fuera del horario lectivo como explicitan en un documento hecho público. Y como el sanchismo se ha apuntado también a lo de embarrar el terreno de juego, tienen la cara dura de decir que esa enmienda va a servir para que los alumnos tengan más horas de español.
Desde hace más de 20 años, en Cataluña se vulneran los derechos fundamentales de los alumnos con el aplauso de los socialistas y las diferentes mutaciones de Podemos y con la dejación de funciones del PP. Normal que todos quieran embarrar el terreno de juego, porque esto es totalmente indefendible. Aun así, es más necesario que nunca seguir defendiendo con argumentos didácticos y pedagógicos que los todos los alumnos catalanes merecen lo que ya tienen los hijos de las familias adineradas que pueden pagar una escuela privada: una educación plurilingüe.