Miriam Tey - TRIBUNA ABIERTA
Show must go on
Se inician las declaraciones. Nada nuevo bajo el sol de esta Cataluña inventada. Parecía la reproducción de un juicio de ficción
A la altura de Plaza Urquinaona se empieza a tener la sensación de va a jugar el Barça, la gente va por la calle sólo en una dirección. Un poco más adelante una camiseta estelada, luego una estelada de capa, más allá una bandera enrollada y al fondo una masa de gente ondeando banderas gigantes frente al Arco de Triunfo. Hasta aquí es donde he llegado andando porque no se puede pasar ni en coche desde un buen trecho antes de la puerta del TSJC.
Ayer se juzgó a Mas, Ortega y Rigau y la gente se ha organizado, perdón la han organizado, no para pedir justicia sino incomprensiblemente para que la justicia no se ejerza sobre aquellos que obscenamente han declarado hasta ahora que estaban por encima de la ley. Da pena ver tanta gente mayor, tan esforzada, en un día tan frío.
Gracias a Isidro Pérez, que tiene interpuestas denuncias a Mas desde los años 80, me encuentro esperando a que abran las puertas de la sala donde se va a celebrar el juicio a un Mas altanero como siempre, a una Rigau dicharachera y displicente y a una Ortega seria y algo tensa.
Se inician las declaraciones. Nada nuevo bajo el sol de esta Cataluña inventada. Parecía la reproducción de un juicio de ficción. Las instrucciones a los funcionarios se convertían de pronto en informaciones, las manifestaciones pagadas y organizadas desde la Generalitat con acreditación necesaria para contraponerlas a los dictámenes del Constitucional, la autoridad depositada en el presidente por el Parlament para saltarse cualquier ley, la responsabilidad de organizar un proceso participativo fuera del marco democrático y al margen del gobierno de Rajoy, y el mitigar la gravedad para evitar el enfrentamiento.
Una ofensa en forma de mofa. En sus declaraciones ha quedado muy claro que no incumplieron la ley porque cuando recibieron la providencia del Constitucional no pudieron detener las acciones porque ya las habían realizado y lo que es más importante, cómo iban a hacerlo si no conocían ni el alcance, ni las consecuencias de dicha providencia. ¿No basta con conocer la ley para tener que cumplirla? Sólo nos queda ponernos en manos de Enric Millo en cuya habilidad y buena voluntad confío plenamente.
MIRIAM TEY ES VICEPRESIDENTA DE SOCIEDAD CIVIL CATALANA