Sergi Pàmies: «En los años noventa se podía hacer todo»
Quaderns Crema celebra los 25 años de 'La gran novel·la sobre Barcelona'
En 1997 el añorado Jaume Vallcorba publicó en Quaderns Crema 'La gran novel·la sobre Barcelona' de Sergi Pàmies . La ciudad apuraba los últimos sorbos del 92 y Pasqual Maragall había ejercido de alcalde prodigioso. Veinticinco años después, con la recuperación de 'La gran novel·la sobre Barcelona' , la editora Sandra Ollo quiere dar a conocer a las nuevas generaciones autores que ya son clásicos.
Como Pàmies, que acepta la iniciativa cual fiesta sorpresa: «Ese género discutible en el que el homenajeado dice que no, pero deja la puerta entreabierta a la vanidad… He dicho sí a todo , algo insólito en una biografía caracterizada por el no a todo», ironiza.
Como advierte Jordi Puntí en el prólogo de esta nueva edición, «el libro era demasiado delgado para contener una 'gran' novela». El título enfocaba a los 'próceres' de la literatura catalana que con voz campanuda insistían en la necesidad de una «gran novela sobre Barcelona» .
Tal reclamación se le antojaba a Pàmies «mezquina y de bajo vuelo» : una erudición impostada que «despreciaba una lista de novelistas que, tanto en castellano como en catalán (todos los que se pueden incluir entre Josep Maria de Sagarra y Casavella), habían escrito grandes obras sobre la ciudad».
Así que se «vengó» a su manera: quince cuentos escritos entre 1997 y los primeros meses de 1997 con aquel título equívoco. A partir de entonces, cuando se hacía recuento de las novelas barcelonesas salía 'La gran novel·la sobre Barcelona' de Pàmies… Con la coletilla de que no era una novela.
Estas historias que confluyen en la pérdida de un manuscrito –el mito de la 'gran novela'– en un taxi y su localización en la Oficina de Objetos Perdidos conservan su ácida frescura. «Los autores envejecen más pronto que los libros» , asegura Pámies, que extirpa la nostalgia cuando recolecta instantes vividos.
«En los años noventa se podía hacer todo . Había una prosperidad creativa que lo toleraba porque los dogmas estaban en su peor momento. Era la Posmodernidad, decían, que nunca entendí, aunque fingía entenderla mientras aguardaba a que pasara pronto».
Aquel escritor treintañero había publicado tres novelas y era padre de gemelos, una situación que le empujó a la narrativa breve. « Los cuentos me ofrecían las condiciones idóneas de imprevisibilidad, promiscuidad, intermitencia y apasionamientos sucesivos y fugaces», explica. Tampoco escribía tanto en los periódicos como ahora: «Algunos cuentos serían crónicas que no publiqué».
Si la crónica es el género más rico de la escritura periodística al poder nutrirse con materiales de ficción, también sucede al revés: lo que se cuenta en el cuento es real . Pàmies pone de ejemplos una cena con Paul Auster que parece un cuento; o un viaje con Manuel Vázquez Montalbán al Québec para participar en el Salón del Libro de 1991.
Al cabo de tres décadas, – «soy animal de gestación lenta» , bromea– deviene en relato que marida el cuento y la crónica. La pandemia no ha sido para él una coyuntura inspiradora: «Empecé una novela que no me gustó nada… Estos tiempos piden más imaginación que autobiografía…». (Ya lleva tres cuentos escritos, todo llegará).
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