Santi Rodríguez - TRIBUNA ABIERTA
Mareando la perdiz
Quizás sea cierto que el catalán se encuentra estancado, también lo es el rechazo que su imposición supone entre una parte de la población, y tampoco ayuda que se pretenda asimilar el uso de la lengua a una determinada identidad, que encima se presenta como excluyente
Desde 2010 se repiten reiteradamente sentencias en relación al uso vehicular del castellano en el marco de la inmersión lingüística en las escuelas catalanas.
El concepto de inmersión, reconocido constitucional, debe entenderse desde la realidad de la existencia, no sólo de dos lenguas oficiales , sino de dos lenguas de uso normal en la sociedad catalana, tres, considerando el aranés en Aran. Así, la inmersión no puede considerarse exclusión de una de las lenguas, sino que debe conjugar ambas lenguas en la proporción adecuada para garantizar que los alumnos alcancen las competencias deseables en ambas lenguas.
La diferencia entre la última sentencia y las anteriores, estriba en que los tribunales, probablemente hartos de que los sucesivos Governs mareen la perdiz, exigen un mínimo del 25% de castellano no sólo en un centro concreto, sino en el conjunto del sistema educativo, lo que ha de permitir modular la presencia de ambas lenguas según las necesidades del entorno y del momento.
El último día de cumplimiento de la sentencia, el Govern exhibe una iniciativa parlamentaria que afirma que resolverá el conflicto : falso. La timorata y recatada modificación de la ley de política lingüística queda lejos de dar cumplimiento a la sentencia y se nos antoja como una iniciativa para… seguir mareando la perdiz.
Quizás sea cierto que el catalán se encuentra estancado, también lo es el rechazo que su imposición supone entre una parte de la población, y tampoco ayuda que se pretenda asimilar el uso de la lengua a una determinada identidad, que encima se presenta como excluyente. Las lenguas deben servir para entenderse, no para dividir las sociedades.
Nacionalistas y de paso, también socialistas, deben poder entender que conjunción lingüística e inmersión no son conceptos excluyentes sino complementarios. Hacerlo realidad, incluso compatible con la introducción de una tercera lengua extranjera, es solo cuestión de voluntad, y el Partido Popular, la tenemos.