Santi Rodríguez - Tribuna Abierta

Como pollo sin cabeza

El Govern, que según su propio President «no tiene recorrido político» sigue intentando hacer ver que gobierna, pero la realidad es otra

Con ocasión del debate sobre la gestión de la crisis sanitaria y sus efectos que tuvo lugar en el Parlament a principios de julio, advertimos al president Torra que, la declaración del estado de alarma le había ido como anillo al dedo.

Efectivamente, el estado de alarma supuso trasladar la responsabilidad de una parte de las grandes decisiones que se debían tomar al Gobierno de España, lo que dejaba al de la Generalitat en su ambiente ideal, que es el de crítica constante a todas las decisiones que se tomaban, como argumento ideal para justificar la independencia. La máxima expresión de este hilo argumental fue la mezquina afirmación de que con la independencia habrían menos fallecidos en Catalunya, pero no el único, la hemeroteca de los últimos meses es testigo de numerosas contradicciones entre lo que se exigía y lo que se hacía.

Siendo cierto que las decisiones del Gobierno de España no ayudaban demasiado, la sensación fue que el Govern, actuaba descoordinadamente, como «pollo sin cabeza» tuve la oportunidad de verbalizar en aquel Pleno, pero el problema es que esa sensación persiste aún a día de hoy.

El Govern, que según su propio President «no tiene recorrido político» sigue intentando hacer ver que gobierna, pero la realidad es otra: los de JpC peleándose entre ellos por ir en una u otra candidatura, y a la vez polemizando con ERC para ver quién gana a quien, mientras el President organiza aquelarres contra la monarquía -esto sí que les une- en los que empieza pidiendo la abdicación del Rey, y termina pidiendo el cese del Secretario General del Parlament.

Mientras todo esto ocurre, la Conselleria de Educación hace sus previsiones para el nuevo curso, y la Conselleria de Salud discrepa abiertamente de las medidas anunciadas, pero claro lo importante es el Rey y el Secretario General del Parlament: como pollo sin cabeza.

Es importante terminar con este desgobierno con elecciones, pero no para ver qué independentistas nos gobiernan, sino para terminar con los gobiernos independentistas y frenar la decadencia en la que tienen sumida a los catalanes.

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