Salvador Sostres - Todo irá bien

El tiempo del descuento

«Regresar al niño profundo con mi hija para que el círculo se cierre, y que sea en el fin del mundo»

Salvador Sostres

Yo ya estoy en el tiempo de descuento y a partir del sábado volverá Betty y será reconquistar de lo civilizado. Vuelve el servicio, vuelve a ordenarse la vida. Quedan menos de 20 días para poder salir , ni que sea paulatinamente. Hay que comprar mascarillas pero sobre todo hay que recuperar el vigor, el ánimo, el optimismo , el gusto por vivir y hacer la lista de los restaurantes a los que enseguida iremos, los amigos que más ganas tenemos de ver, el primer viaje. Maria me ha pedido Sydney porque ha estado viendo los retratos de nuestra luna de miel. Yo quería pasar 15 días en Londres y otros 15 en París pero Anna insistió en un viaje más lejano y acabamos jugando con canguros y koalas y ahora Maria sólo habla de estas fotos. Temo que le decepcione la realidad de estos animales, más hermosos en la distancia que peluches en el trato, pero me gusta la idea de repetir el viaje fundacional, con las contradicciones y el amor, y con nuestra hija. Además guardo la espina clavada de que Luna Park, el artesano parque de atracciones de Sydney, con un aire al Tívoli de Copenhague, al Monte Igueldo de San Sebastián y al Tibidabo de Barcelona, estaba cerrado el día que quisimos visitarlo. Regresar al niño profundo con mi hija para que el círculo se cierre , y que sea en el fin del mundo. Hemos tenido tiempo para preocuparnos, para lamentarnos, para medir las consecuencias de nuestro voto y ahora debemos recobrar la fuerza y la esperanza, la mejor disposición para retomar la vida donde la dejamos y convertir cada dificultad en una oportunidad, cada desafío en un logro y hacer de nuestro talento algo realmente nuevo. Tendremos que procurar no cometer errores estúpidos, afinar el instrumento, crecer en el riesgo y dedicarle al empeño mucho más del tiempo que gastamos en el reproche y en la queja. Todo continuará siendo nuestro mérito y culpa nuestra , y continuará siendo igual de inútil que hasta ahora buscar excusas en tercera persona. No hay más catastrofismo que lo que votamos y pronto tendremos la ocasión de enmendarnos: por lo demás dependeremos, como así tiene que ser, de nuestra audacia y de nuestro esfuerzo y estamos acostumbrados a remontar cuestas. Somos hijos y nietos de circunstancias mucho más severas, y en condiciones más adversas. Hay que empezar a preparar la ropa de mañana, ordenar las prioridades, revisitar tu agenda de contactos porque espero que hayas aprendido algo, reconocerte en lo que te hace de verdad feliz y aparcar a los fantasmas en el cuarto de los trastos . Seguro que vuelven a salir, pero que estén unos días sin molestarnos. Hay que trabajar el humor, muscularlo, no dar nada por descontado, no tener miedo de intentar lo que hayamos pensado, volver a estrenar el mundo, y nuestra voluntad; ejercer un nuevo rol el anterior nos alumbraba, vivir el regreso como una segunda oportunidad fundacional y no olvidar nunca que cuando hemos medido nuestra fuerza ante lo que nos importaba hemos descubierto que era casi ilimitada. Lo de Sydney llevará algo de tiempo encontrar las fechas y organizarlo, y razonablemente un París inmediato será mi primer viaje, con los amigos con los que cada año vamos. Hemingway abrirá cuando yo haya entrado -y no al revés- y la última vez que así fue, sólo Dios sabe cómo terminó la noche. «¿Dónde están los alemanes? ¡He venido a liberar al Ritz!», y hombre, no habremos ganado la Segunda Guerra, pero habremos regresado donde siempre y con las mismas ganas de celebrarlo , con el susto que se nos irá antes de lo que pensamos, la vida que volveremos a creer asegurada y esa sonrisa angelical de los que ya no estamos preocupados por nada.

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