Salvador Sostres - Todo irá bien

Solíamos ganar

«Siempre he pensado que aunque lo de investigador privado me parece una labor absolutamente respetable, y necesaria, no hace justicia a lo que Paco realmente hace»

Salvador Sostres

Competir con Paco Marco son ganas de quedar segundo.Los finales han de parecerse a los principios, pero los principios tienen un deber hímnico. Una noche en Dry Martini un hombre sentado al lado de una mujer hermosísima me dijo: «Si tú eres Salvador Sostres, tú y yo tenemos que cenar mañana mismo». No fue a la noche siguiente pero fue al cabo de pocos días. Y así Francisco Marco entró en mi vida. Abogado, investigador privado. Método 3. Villarejo intentó hundirle pero el comisario está en la cárcel y Paco continúa desayunando en el mismo bar desde hace 15 años, no ha perdido ni uno solo de los clientes que tenía y su reputación permanece intacta. La vida a veces nos pone a prueba. Y los mejores poemas de Louis Aragon son los que escribió durante la invasión de París -aunque esto no significa que sea deseable que los alemanes tomen Francia para que el señor Aragon pueda escribir su buena poesía-.

Lo primero -y seguramente lo único- que cabe decir de Paco es que es un ser total. Puedes tenerle de padre, de hijo, de investigador privado, de querido amigo o de marido. Da igual. Él todo lo comprende, todo lo asume, se hace cargo de todo. Y tu problema pasa a ser el suyo. Si acudes a su encuentro porque crees que necesitas un investigador y lo que precisas es un penalista, él te pone en las mejores manos, que son las de Fermín Morales; si necesitas a un civilista, se encarga de que Mario Sol te reciba, y no te hace falta decir nada; y, si quien te puede ayudar es un fiscalista, Paco sabe que Luis Alonso es tu hombre y sólo por haber hablado con Luis te vas a dormir mucho más tranquilo de lo que estabas. A Paco Marco puedes irle con cualquier problema -con cualquiera- y él lo primero que hace es un ajustado diagnóstico de lo que te ocurre -normalmente más adecuado que el que habías hecho tú- y luego te presenta la mejor estrategia para ayudarte. El único que se parece a esta totalidad, el único que le vas a ver y acabas sabiendo cosas de que nunca llegaste a sospechar, es el doctor Rafa Esteban (Quirón), que con solo mirarte sabe mejor que tú lo que tienes -y lo que no tienes, gracias Dios- y cómo proceder para curarte.

Y lo mismo puedo decir de Paco como amigo, desde la primera noche en que lo conocí. Paco es una de esas personas a las que hay que vigilar con qué grado de preocupación o de angustia le cuentas lo que te ocurre, porque es tan total, tan amigo -tan Paco, en definitiva- que es capaz de dejar su vida para ir corriendo a salvar la tuya, y tampoco se trata de no dejarle vivir. Su profesionalidad sólo se parece a su generosidad, pero lo que sin duda me hizo conectar con él de un modo inmediato es que, como yo, vive desde el niño profundo, sin haber olvidado nunca lo que a su niño le divertía y le fascinaba, y conservando esta fascinación de adulto, para vivirla y repartirla, para vivir y hacer vivir a los demás.

Quizá por ello es el mejor en su trabajo pero sin caer nunca en la vulgaridad de las puñaladas traperas; quizá por ello lo sabe todo o casi todo de todo el mundo pero nunca ha usado nada íntimo para destruir gratuitamente a nadie, como hemos visto hacer a tantos personajes -comisario Villarejo incluido- de un cierto submundo de España.

A Paco yo sólo le he visto trabajar incansablemente para sus clientes, llegando a saber, con su intuición y su técnica, lo que nadie había sabido antes; y querer ilimitadamente a las personas a las que quiere: a su hijo, a su esposa, a los hijos de su esposa que le adoran y cuentan con él para todo en sus vidas, y por supuesto a sus amigos, que tenemos en su amistad un seguro a todo riesgo, una dirección hacia la que correr cuando las cosas de ponen feas, un muelle asegurado en la bahía de la tranquilidad aunque fuera el mundo se esté cayendo a pedazos.

La totalidad que Paco representa -y ahora vuelvo al terreno de lo profesional- es tristemente única en Barcelona. Consejeros hay muchos. Muchos que te dicen lo que tienes que hacer. Pero sólo Paco es resolutivo, y lo que hay que hacer te lo hace él, o te muestra el camino tan detalladamente que si vas y te equivocas eres un idiota. Es de ciudad culta tener a hombres como Francisco Marco, de ciudad estructurada, de sociedad que usa sus relaciones para aprender y crecer y no sólo para aprovecharse y corromperse, que fue el modelo convergente durante muchos años: eso sí, muy bien cohesionado.

Siempre he pensado que aunque lo de investigador privado me parece una labor absolutamente respetable, y necesaria, no hace justicia a lo que Paco realmente hace, y en este mundo tan extraño, y tan ingrato que nos ha tocado vivir, la mayor parte de problemas que tenemos se basan en que estamos desorientados. Esta labor de diagnóstico, esta clarividencia que Francisco Marco posee, y su quirúrgica capacidad para saber quién está en disposición de poder ayudarte mejor, es muchas veces más importante que cualquier otra indagación. Aunque me temo que no seré original en la comparación, Paco me recuerda a La soledad era esto de Juanjo Millás, y a su protagonista que acude a un investigador privado para que le escriba informes sobre su propia vida. Cuando Paco te escucha, te entiende, y te ayuda a conseguir lo que quieres, tienes la sensación de que ha buscado en medio mundo para ayudarte, y en realidad apenas a salido de ti.

Competir con Paco son ganas de quedar segundo y efectivamente los finales tienen que parecerse a los principios. A Paco hay que quererle, confiar en él, dejar que te lleve y ganar con él, y perder también con él, si llega a ser el caso, aunque no creo, porque me parece que esto de perder está claramente entre las cosas que no le gustan demasiado. Francisco Marco es la vinculación civilizada de una ciudad que lleva un tiempo esforzándose por lastimarse y destruirse, por suerte sin haberlo conseguido todavía. Competir con él en amor, en intensidad, en rapidez intelectual, en intuición, en audacia y hasta en vaciar gintónics es no haberle comprendido. El niño. Con las personas que merecen la pena hay que acudir siempre al niño profundo. Y yo durante la primera cena que tuvimos recordé que con el niño más inteligente de la clase nunca traté de rivalizar y fue siempre mi mejor amigo. Y sí, solíamos ganar, Paco.

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