Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Saduceos
El catalán es un secesionismo saduceo porque, a la manera del clásico, que pretendía burlar al poder romano, siempre busca engañar al Estado de derecho
El secesionismo catalán se empeña en pedir al Gobierno diálogo y valentía. Una auténtica trampa saducea. Si los saduceos negaban la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo, el secesionismo niega los límites del diálogo y quiere eludir la frontera de la Justicia. ¿Qué nos está diciendo el secesionismo? En pocas palabras: que el diálogo lo admite todo y la Justicia debe hacer la vista gorda cuando convenga. Veamos. ¿Qué ha de admitir el diálogo? Lo que convenga al secesionismo. ¿Cuándo debe hacer la vista gorda la Justicia? Cuando convenga al secesionismo. O lo que es lo mismo, traducido al lenguaje y la jerga independentista: el Estado debe regalar al secesionismo un referéndum de autodeterminación por su cara bonita –¡oigan que salieron a la calle el 1 de Octubre para decidir su futuro!- y los “presos políticos” (?) han de salir de la cárcel, porque no han cometido ningún delito. En definitiva, carta blanca a los independentistas.
El catalán es un secesionismo saduceo porque, a la manera del clásico, que pretendía burlar al poder romano, siempre busca engañar al Estado de derecho. De ahí, el diálogo y la valentía que predica el independentismo catalán. ¿Qué se busca con el diálogo? No solo una consulta en pro de la autodeterminación de Cataluña, sino que el Estado de derecho acepte que Cataluña es una entidad soberana con el derecho a decidir lo que quiera, cuando quiera y cuantas veces como quiera. ¿Qué se busca con la valentía? No solo excarcelar a los políticos presos, sino lograr que la rebelión, la sedición, la desobediencia o la malversación con objetivo político, no sean considerados como un delito. Una suerte de amnistía preventiva –no un indulto: el indultado reconoce previamente el delito para tener acceso a ese derecho de gracia que es el indulto- que, como decía, otorga carta blanca. Y eso es lo que ha buscado siempre el nacionalismo catalán: la facultad de hacer lo que le dé la republicana gana. Caramba, por eso son una nación y tienen derecho a todo.