Oti Rodríguez Marchante - Barcelona al día

Al rescate de un político útil como Joan Ignasi Elena

El caso de Joan Ignasi Elena es distinto porque tiene demostradas dos virtudes, la de ser crítico y a la vez ser dialogante

Ahora que el Pacto Nacional por el Referéndum empieza a anunciarse como la posada de las tres mentiras, ni pacto, ni nacional, ni referéndum, habría que lanzarle un flotador al único político útil y sensato del naufragio, Joan Ignasi Elena, el presidente de tal organismo vacilante en ese remolino de aguas pringosas, y cuya educación, cultura, sensibilidad y “transversalidad” (sea cual sea el significado de este concepto tan en boga) debieran ser aprovechados por la política catalana y española en menesteres realmente importantes, y no en este camino que se adentra hacia los más complejos y variados cultivos del ridículo.

Hasta ahora, los políticos que se han ido calcinando en el camino, como Mas, Homs, Rigau, o los que empiezan a oler a chamusquina como Forcadell y el propio Puigdemont, pues no provocan un lamento más allá de lo meramente personal, pero el caso de Joan Ignasi Elena es distinto porque tiene demostradas dos virtudes, la de ser crítico y a la vez ser dialogante, que en la Cataluña desgreñada deberían ser ya las únicas monedas con valor.

Ha llegado el momento de encontrarle acomodo a esos políticos, pocos, que realmente puedan ser necesarios para la reconstrucción (más que necesaria, imprescindible) de una política sensata, productiva y real para la sociedad catalana. Entretanto, ese acomodo podría ser el permitirles estar en la procesión y repicando, y valga como mejor ejemplo el de Josep Guardiola, es decir, una foto, alguna frase de camiseta, una subida al escenario para leer el manifiesto, tal y como anuncia que hará el domingo en el acto soberanista de Montjuïc…, y luego a tomar oxígeno por el mundo, lejos de la humareda tóxica que se respira aquí.

No se debería correr el riesgo de que alguno de esos personajes importantes y útiles, y ya digo que son pocos, quedara atrapado en una comisión, en una plataforma, en un comité o en alguna firma reprochable (civil o penalmente). Tales cosas hay que dejarlas para los “showman” o para la gente emocionada y cándida, como ese grupo de ciudadanos del Alto Penedés que han creado un Comité de Defensa del Referéndum, que aparecen en una foto como de equipo de fútbol (no son más) y con una presencia que es mejor no analizar en detalle, y que dice cosas como “si deciden utilizar la fuerza, se encontrarán con un pueblo organizado dispuesto a desobedecer y a resistir”. Uno lee esto y mira la foto, y se da cuenta de lo necesarias que serán personas como Joan Ignasi Elena para que el ridículo no nos devore.

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