Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Replicantes
Hay que admirar el conductismo o behaviorismo de un nacionalismo catalán que haría las delicias de Pavlov y Watson
Hay que reconocer que el agitprop independentista catalán ha alcanzado un alto grado de sofisticación y eficiencia. Hay que admirar el conductismo o behaviorismo de un nacionalismo catalán que haría las delicias de Pavlov y Watson, padres del invento. Un conductismo que abandona la introspección, que desarrolla una psicología que excluye toda referencia a la consciencia, que explica el comportamiento en función del reflejo condicionado. En suma, el pensamiento y las emociones -la conducta- responden a un estímulo previo. Y precisamente en eso, el independentismo catalán ha demostrado su capacidad, destreza y maestría. Veamos. Ante los estímulos «España nos roba», «Cataluña tiene derecho a decidir», «España no es un Estado democrático y tiene alergia a las urnas» o «España ha judicializado la política», ¿qué responde el sujeto nacionalista? Pues, que «España nos roba», «Cataluña tiene derecho a decidir», «España no es un Estado democrático y tiene alergia a las urnas» o «España ha judicializado la política». ¡Bravo!
El alto grado de sofisticación -la potencia de intervención psicológica- del conductismo independentista catalán queda patente cuando incluso el sujeto no nacionalista manifiesta la respuesta inducida deseada. Así, cuando el diputado útil Joan Josep Nuet fue excluido por la Fiscalía de la querella por impulsar el referéndum ilegal, porque su intención no es la de subvertir el orden constitucional legalmente establecido, afirmó que en España «se persiguen ideas» y hay que «salvar la democracia». Sí: igual que el independentismo. Por supuesto: las terminales mediáticas del «proceso» y la intelectualidad orgánica «procesista» responden según marca el canon conductista «procesista». Y cuando el Consejo de Garantías Estatutarias -de la Generalitat, no del Estado- considera anticonstitucional un referéndum impulsado por la Generalitat, ¿qué ocurre? El «proceso» sigue. Y si es necesario, fraude de ley. Aplausos. ¿La Cataluña independiente? Una República de Replicantes.