El Renacimiento y el Barroco, nuevas estrellas del MNAC
El museo barcelonés reordena sus colecciones para dar una nueva vida a piezas de El Greco, Velázquez, Zurbarán, Ribera, Canaletto, Tiépolo y Rubens
Tras meses de trabajo en equipo el MNAC desvela la nueva presentación de su colección de Renacimiento y Barroco. Unas doscientas cincuenta obras de grandes artistas como El Greco, Velázquez, Zurbarán, Ribera, Canaletto, Tiépolo, Rubens y Bartolomé Bermejo conviven en mil metros cuadrados. «Aumenta el número de artistas y obras expuestas, y crece el espacio que las acoge», destaca Pepe Serra, director del MNAC.
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La colección abarca los siglos XVI, XVII y XVIII y llega hasta los inicios del XIX. «Presentamos piezas inéditas, un grupo de obras recién restauradas, nuevos depósitos y desvelamos algunas atribuciones», añade Serra que quiere dejar claro que esta distribución es mucho más coherente y engloba las piezas por temáticas.
Si tenemos que destacar algunas de las obras inéditas podemos hacer un alto en el enorme tapiz flamenco de ocho metros de ancho que ocupa una pared entera: «El triunfo de la fama sobre la muerte» (1540-1550), del taller de Willem Dermoyen, que fue adquirido por la Generalitat en el siglo XV. También es inquietante una cruz profesional muy singular que incluye todos los elementos de la pasión de Cristo que es una «objeto de una enorme singularidad», según palabras de Joan Yeguas, conservador del Renacimiento y el Barroco.
San Pablo, de Velázquez
Merece un alto en el camino el espacio dedicado al Siglo de Oro donde brillan un «San Pablo», de Velázquez y el «Martirio de San Bartolomé» de Ribera. A pocos metros, en la sala de Naturaleza Muerta, los ojos se quedan fijos en la belleza inmensurable de «Naturaleza muerta con plato de membrillos» y «Naturaleza muerta de cacharros», ambos de Francisco de Zurbarán.
¿Quién no sabe qué significa una madre y su criatura en brazos?, cuestiona Pepe Serra ante «La Virgen de la Humanidad», de Fra Angelico . Esta tabla perteneció al Rey de Bélgica quien lo vendió para comprar el Congo Belga. Después fue propiedad del banquero JPMorgan y más tarde fue adquirida por el Barón Thyssen. Ahora tenemos la suerte de tenerla en el MNAC a nuestro alcance. Serra y Yeguas explican curiosidades de este recorrido como la imagen del Monasterio de Sant Cugat en el cuadro «El martirio de Sant Cugat» de Ayne Bru: «El lienzo es angustioso porque refleja cómo cortan el cuello a San Cucufate pero el cuadro es relevante porque se puede ver vemos el estado del monasterio a principios del siglo XVI».