Alberto Fernández - Tribuna Abierta
Recuperar la convivencia
Aquellos que querían separar Cataluña y España, lo único que han conseguido es dividir a los catalanes
No deja de sorprender que la alcaldesa Ada Colau no se posicione claramente sobre la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y la rechace como a veces insinúa que haría. La semana pasada el Grupo Popular de Barcelona presentó en el Pleno municipal una propuesta para que el Ayuntamiento rechazase la DUI, pero Colau votó en contra de la propuesta, dejando a su socio de gobierno, el PSC, en una posición muy incómoda. Mientras la propia Colau no deja de sumarse al libro de estilo del independentismo, usando términos y calificativos propios como: represión, uso arbitrario de la justicia española, presos políticos, o citar a Puigdemont como el presidente legítimo de Cataluña, todo y estar cesado.
Es precisamente en los momentos más difíciles cuando es imprescindible reafirmarse de las convicciones, aunque tenga que hacerse en determinadas ocasiones desde la adversidad. Por eso permitan enumerar cuatro aseveraciones: primero, está claro que ni los jueces deben hacer política, ni los políticos somos jueces. Segunda: en España no hay presos políticos, sino políticos presos, y si lo son, es en base a unas decisiones judiciales de unas instancias judiciales que instruyen o juzgan a estas personas, no por sus ideas, sino por sus actos. Tercero: en España hay separación de poderes, y los tiempos políticos, de gobierno y judicial son distintos en sus momentos y en sus contenidos. Cuarto: en democracia es imprescindible el pleno respeto a las decisiones de los tribunales, gusten o no gusten.
Tenemos una parte del gobierno de la Generalitat en prisión y un presidente de la Generalitat huido, una evidente situación de excepcionalidad. Pero la excepcionalidad es que un gobierno legítimo como era el de la Generalitat, dejó de serlo cuando infringía la ley, y además podría haberlo hecho de forma premeditada y continuada en el tiempo. Muchos catalanes nos preguntamos cómo hemos podido llegar a esta situación, en una Cataluña que dispone de las mayores cotas de libertad y autogobierno más importantes de la historia contemporánea. Como puede ser que en plena recuperación económica y creación de empleo, nos encontremos en una situación de fuga de empresas y huelgas. Sin duda, una irresponsabilidad de aquellos que gobernaban la Generalitat y que no les importó nada, con tal de alcanzar sus fines secesionistas. Han dejado una fractura social y una factura económica gravísima en nuestra sociedad. Empresas que se marchan, caída del consumo y de las reservas hoteleras, familias y amigos distanciados…
Aquellos que querían separar Cataluña y España, lo único que han conseguido es dividir a los catalanes. Ahora, más que nunca, las Elecciones del 21 de diciembre, son necesarias para el retorno a la legalidad y la normalidad, para abandonar la unilateralidad y recuperar la convivencia en Cataluña.