La recuperación del paraíso perdido a través de John Milton

Antonio Fornés protagoniza este lunes en La Casa del Libro la segunda charla de su ciclo filosófico

Antonio Fornés ABC

J. C. Valero

Este lunes, a las 19 horas, el filósofo y escritor Antonio Fornés ofrecerá la segunda charla del ciclo «El paraíso. Una mirada filosófica y política» en la Casa del Libro de Barcelona (Paseo de Gracia, 62). Después de la inaugural dedicada a la visión del paraíso en la filosofía de Dante, la de este lunes lleva por título: «John Milton: la política y el mal en la intimidad del paraíso», dedicada al autor del poema épico «El paraíso perdido».

El filósofo y autor de «Creo aunque sea absurdo, o quizá por eso», «Reiníciate» y «Viaje a la sabiduría» , tres libros de Editorial Diëresis, adelanta que la primera revolución burguesa de la historia no fue la francesa, sino la inglesa, y también le costó la cabeza a un rey. Para el Fornés, «desde ese contexto no es difícil establecer un paralelo entre los hechos revolucionarios y las tesis del paraíso de Milton: la pérdida del paraíso y por tanto la adquisición del conocimiento del bien y el mal, paradójicamente ascendieron al hombre a un nuevo, y superior, escalón existencial y político».

Andrei Platonov, o la febril búsqueda del paraíso en la modernidad es el título de la tercera y última charla de este ciclo, programada en el mismo lugar y hora para el 15 de noviembre. El conferenciante avanza que una de las características esenciales de la modernidad es la recuperación de la idea de paraíso, «pero no en forma de melancolía de un tiempo mejor, sino de anhelo escatológico y confianza, ¿desmedida y milenarista?, en que la razón humana instaurará un auténtico paraíso en la Tierra». La novela «Chevengur» de Platonov es, a juicio del conferenciante, «un retrato terrible de esta modernidad que ha decidido que lo mejor está, no se sabe muy bien porqué, junto a la línea del horizonte».

Exceso de racionalidad

Para Fornés, en esta época de exaltación de lo material, de lo científico, de lo tecnológico , es decir en estos días de sacralización de una racionalidad descarnada, conviene tener en cuenta la interpretación de Shestov: «Una vez que los hombres tendieron el brazo hacia el árbol del conocimiento, perdieron para siempre su libertad. O dicho de otro modo: les quedó la libertad, pero sólo la de elegir entre el “bien” y el “mal”». Para el filósofo, la reflexión sobre el paraíso debe ser, esencialmente, una reflexión sobre el exceso de racionalidad, «un exceso que ha cegado al resto de ámbitos de la existencia constriñendo nuestro mundo a lo racional, a leyes perpetuas y estrictas de las que no podemos salir, un mundo nada libre sino perfectamente prefijado en el que dos más dos son siempre cuatro». Porque, parafraseando de nuevo a Shestov, ¿y si la auténtica libertad no reside en la posibilidad de elegir entre el bien y el mal como estamos ahora condenados a pensar?, ¿y si la libertad con mayúsculas es la fuerza y el poder de impedir que el mal penetre en el mundo?

Fornés señala que tal vez por ello la melancolía por el paraíso sea tan parecida a la melancolía por la infancia perdida. «Tanto en el paraíso como en la infancia, el hombre era realmente libre, pues no debía elegir, sino, exento de condicionamientos morales, simplemente podía dejarse llevar por quién es superior a él, sin constreñimientos, sin reglas, en un mundo inundado de amor en el que el mal y los límites no existen». Para reflexionar sobre esa subyugante cuestión, después de dedicar a Dante su primera charla, Fornés va a ir ahora de la mano de otros dos grandes de la literatura que también escribieron magistralmente sobre el paraíso: John Milton y Andrei Platonov.

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