Raúl Moreno - Tribuna abierta
Por un nuevo consenso de la inmersión
El debate abierto por la sentencia del TSJC debería invitarnos a actualizar, a partir de la nueva realidad sociolingüística, los grandes consensos que fuimos capaces de construir hace cuarenta años en Cataluña
TUVE la suerte de formar parte del primer curso de inmersión lingüística en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Mis padres, venidos de Andalucía y Cáceres, insistían en la necesidad de aprender catalán. Era un elemento fundamental para activar el ascensor social y de cohesión social. Gracias a la inmersión aprendí catalán, mientras que el castellano formaba parte de mi entorno social. Un contrapeso que me permitió conocer y usar por igual las dos lenguas.
La mía es la historia de millones de alumnos. Formo parte de aquellos que cambiamos de lengua de forma inconsciente, que aprendimos a quererlas, que creemos que el bilingüismo es una oportunidad y no un problema, y que echamos de menos no haber vivido una educación pública trilingüe, que es el ascensor social de nuestro tiempo.
El debate abierto por la sentencia del TSJC debería invitarnos a actualizar, a partir de la nueva realidad sociolingüística, los grandes consensos que fuimos capaces de construir hace cuarenta años en Cataluña. Lo verdaderamente innovador sería despolitizar la educación y crear un sistema educativo inclusivo y flexible, que garantice el aprendizaje del inglés en todo el territorio, con más horas de catalán donde la lengua de uso social mayoritaria sea el castellano, y de castellano allí donde el catalán tiene una importante presencia social.
Que una asignatura más de las actuales deba cursarse en castellano no es una «amenaza a la nación catalana» como ha afirmado el president Aragonès. Que el catalán sea la lengua vehicular en la enseñanza no significa que el castellano esté perseguido. Son afirmaciones vistas con perplejidad por buena parte de una sociedad madura, plural y diversa, capaz de convivir con ambas lenguas sin excluir ninguna y asumiéndolas como patrimonio propio. Usarlas políticamente para dividir genera rechazo. Quienes llevan más de diez años al frente de la política lingüística en Cataluña deberían tomar nota.
Raúl Moreno es portavoz adjunto del PSC en el Parlament