Ramon Espadaler - Tribuna Abierta
¿Y ahora qué?
«Para bien y para mal, la sentencia del procés ya ha sido dictada. Ahora es imprescindible volver al terreno de la política»
Dicen que para cocer viva una rana en un recipiente de agua hay que incrementar la temperatura gradualmente hasta llegar al punto de ebullición, ya que hacerlo repentinamente sólo serviría para que saliera de un salto del recipiente. Por el contrario, subirla lentamente y de forma continuada (sin ningún paso atrás, para entendernos) garantiza una cocción perfecta, evitando que la rana se vea impelida a huir del recipiente.
Algo parecido nos ha sucedido con el proceso. Si hace unos meses, por no decir ya hace unos años, nos hubieran dicho que el presidente de la Generalitat, ante una noche de gravísimos altercados en la ciudad de Barcelona, recriminaría la actuación policial en lugar de condenar la actitud de los manifestantes violentos, seguramente no nos lo habríamos creído. Pues estamos aquí y, peor aún, ya que, escuchando al presidente Torra, parece que seguimos en el macabro juego de los despropósitos. Hemos llegado a tal punto que los que no estamos alineados con el procés hemos acabado aplaudiendo a una consejera de Industria que dice algo tan obvio como que las huelgas indefinidas perjudican a la economía o a un consejero de Interior que apoya a los Mossos cuando trabajan para contener los disturbios violentos en las calles de Barcelona. Es tan triste como real.
Así las cosas, la pregunta es cómo salimos de esta monumental y peligrosa maraña sin hacernos más daño del que ya nos hemos hecho. Desgraciadamente, no hay peor momento que una campaña electoral para intentarlo. Es cierto, pero tanto como que no es mejor que el inicio de una nueva legislatura, en el Gobierno de España y en el gobierno de Cataluña. Esta lógica nos ha guiado a Units per Avançar para pedir la dimisión del presidente Torra y la convocatoria inmediata de elecciones al Parlament. Y, una vez resueltas estas dos incógnitas, proponemos que la Cámara catalana impulse una mesa de partidos con representación parlamentaria, previa a la apertura del diálogo con el Gobierno de España. Una mesa con dos premisas claras: que, de entrada, se debe poder hablar de todo, sí, pero que sólo se llegará a un acuerdo si todos asumimos que únicamente será posible si estamos dispuestos a hacer renuncias. Que cada parte pierda algo para que todos salgamos ganando.
Para bien y para mal, la sentencia del procés ya ha sido dictada. Ahora es imprescindible volver al terreno de la política. Esta no se hace en la calle, sino en las instituciones. Política entendida como diálogo, negociación y pacto entre diferentes, dentro de las instituciones y, obviamente, bajo la cobertura de la legalidad. Podemos tardar más o menos a darnos cuenta de ello, pero es lo que conviene.
Ramon Espadaler es secretario general de Units per Avançar