Ramon Espadaler - Tribuna abierta
Todo por hacer
El 14 de febrero es, sin duda, el punto de partida para empezar la ansiada recuperación
El «procés» nos ha roto interiormente, ha deteriorado las relaciones con España, ha generado una fuerte erosión de las instituciones de autogobierno, ha extendido la fatal idea de que cumplir la legalidad es potestativo y, por supuesto, no ha llevado Cataluña a la independencia. Cataluña tiene hoy menos prestigio en España y entre las regiones europeas del que tenía. Un balance decepcionante, que conviene revertir.
Decía un viejo catalanista de sólidas raíces democristianas que «cuando alguien os diga que no hay nada que hacer, es que todo está por hacer, por lo que cuanto antes nos pongamos manos a la obra, mejor». El 14 de febrero es, sin duda, el punto de partida para empezar la ansiada recuperación.
Todas las elecciones presentan incógnitas y nada está escrito. Las encuestas, más que predecir, dibujan lo que pasa hoy y, más importante aún, contribuyen a generar opinión y a condicionar el voto. Es evidente que el ánimo del independentismo tiene poco que ver con la ilusión que llevó a cientos de miles de ciudadanos a emitir «el voto de tu vida» para construir lo que llamaban un país nuevo. Las cosas han cambiado tanto que el 14-F no estamos llamados a emitir el «voto de nuestra vida», sino «un voto por nuestra vida». Estamos llamados a escoger un gobierno capacitado para gestionar la peor situación social, económica, convivencial y sanitaria desde la recuperación de las instituciones de autogobierno y de recuperar la cohesión, el prestigio y la autoestima perdidos. Es evidente que para ello no sirve el actual gobierno, desnortado, fracturado y torpe.
No creo que asistamos al trasvase de votos del independentismo al constitucionalismo. Lo que condicionará el resultado será la abstención, repartida quizás de forma desigual. Hay que persuadir, pues, a todos los que, cansados del «procés», creen que no hay nada que hacer. Hay que convencerlos de que queda mucho por hacer tras el 14-F. Cataluña y todos los catalanes, sin excepciones, nos lo merecemos.