Ramon Espadaler - Tribuna abierta
El mal gobierno es la mejor oposición
«La animadversión que se tienen los socios-adversarios acaba generando un extraño espejismo»
El gobierno de la Generalitat ha dejado hace tiempo de atender a sus responsabilidades y, como suele ocurrir en momentos de desorden extremo, la mitad se dedica a liderar la oposición a la otra mitad, es decir: a sí mismo. Tan triste como cierto. Desde hace meses, no hay opositor más implacable a la acción de gobierno de los neoconvergentes que sus socios-adversarios republicanos, y viceversa.
Y todo ello ocurre en el peor momento de nuestra historia reciente, cuando cabría esperar del gobierno una actitud de suma, no sólo entre sus miembros (lo que deberíamos dar por supuesto), sino también de parte de la oposición.
La animadversión que se tienen los socios-adversarios acaba generando un extraño espejismo: la contundencia de unos contra otros, y viceversa, convierte la oposición responsable de algunos en poco menos que caricias para el gobierno.
Es una situación paradójica: mientras que una parte importante de la oposición tiene sentido de gobierno, el Govern ejerce irresponsablemente de oposición a sí mismo. En este punto, es lícito que nos preguntemos si no nos saldría más a cuenta invertir los términos.
Desgraciadamente, habrá que esperar al 14-F para juzgar la acción y la inacción, las responsabilidades e irresponsabilidades del gobierno y, sobre todo, para plantear y contrastar propuestas para salir del agujero en el que hemos caído colectivamente. Un tiempo que se hará largo, muy largo y del que podemos salir todos mucho más malheridos de lo que ya estamos por la triple crisis sanitaria, económica y social del Covid-19.
La ausencia de «president», las cainitas luchas internas y el entorno hostil que genera la crisis no pueden ser obstáculos para aprovechar el tiempo hasta el 14-F para plantear una alternativa a tan mal gobierno.