Ramon Espadaler - Tribuna Abierta
Los despropósitos del Gobierno no nato
La mayoría independentista pasea por Cataluña un autocar para exhibir su 52%, pero ha sido incapaz de ponerse de acuerdo
Dos meses después de las elecciones al Parlament seguimos sin Gobierno. La mayoría independentista pasea por Cataluña un autocar para exhibir su 52%, pero ha sido incapaz de ponerse de acuerdo. Día tras otro conocemos propuestas oficiales y oficiosas de ERC, JpC y la CUP. Rezuman la desconfianza entre las partes y un desprecio hacia la arquitectura institucional del autogobierno.
Su máxima expresión la encontramos en la moción de confianza a la que se someterá el President dentro de dos años, poniendo fecha de caducidad al Ejecutivo no nato, como si fuese un yogurt. El desprecio a las instituciones presenta muestras preocupantes en la acción de gobierno y en su control. Que la orientación de la acción se sitúe en un organismo privado, el Consejo por la República, sustrae al Parlament una de sus principales funciones y la privatiza. Que la rendición de cuentas tenga un nivel público y otro «más discreto», por el acuerdo ERC-CUP, es un insulto a la inteligencia y denota deficiente cultura democrática. Y podemos añadir el botón rojo para autodinamitar el Gobierno, las convivencias semestrales de fin de semana para los integrantes del Ejecutivo y el número creciente de órganos de coordinación, ajenos a los mecanismos del sistema institucional o estatutario.
Si los recelos y las formas son desalentadores, los contenidos y objetivos programáticos aún son más preocupantes . Por ejemplo, en el orden público. El acuerdo CUP-ERC desprende desconfianza, animadversión y hostilidad hacia los Mossos , con medidas que pretenden debilitarlos ante los violentos. Retirar las acusaciones particulares contra los participantes en movilizaciones sociales y políticas, no aplicar la ley de Seguridad ciudadana porque «vulnera el derecho a la manifestación» o eliminar el cuerpo de abogados de Interior, especializado en defender los policías cuya actuación ha sido judicializada, son muestras claras de debilitamiento de la policía, por no hablar de la retirada de determinadas herramientas necesarias para contener los violentos.
Pedir a nuestra policía que preserve el orden público y privar a sus miembros de defensa jurídica y de recursos materiales para hacer bien su trabajo es un espectacular ejercicio de cinismo . Denota hasta dónde están dispuestos a claudicar los republicanos y Junts ante la CUP para sentarse de nuevo en el Gobierno. Por lo visto, preocupa entre poco y nada la recuperación económica , la seguridad jurídica, el orden público o la estabilidad, esenciales para dibujar nuestro futuro.