Pruebas a domicilio para cercar el virus a las puertas de Barcelona

La Generalitat hace test PCR «puerta a puerta» para «cortar la cadena de transmisión» del Vallès Occidental

Vecinos de Ripollet esperan para hacerse las pruebas ADRIÁN QUIROGA

Miquel Vera

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Cientos de vecinos de Ripollet (Barcelona) se acumularon ayer desde las ocho de la mañana en una larga cola que serpenteaba, entre vallas y señales de la policía local, un parque de la localidad. Esperaban acalorados poder hacerse uno de los miles de test voluntarios y gratuitos prometidos por la Generalitat, que escogió esta ciudad de la periferia barcelonesa para iniciar su ambiciosa campaña de cribado de nuevos casos de coronavirus.

No hacía falta tener síntomas ni ser población de riesgo para hacerse una prueba, solamente residir en la zona, y tener bastante paciencia. Lamentablemente, muchos vecinos volvieron a sus casas frustrados y sin haberse hecho el famoso test a pesar de haberse pasado toda la mañana en la fila.

La comarca del Vallés Occidental es el epicentro de la última oleada de infecciones de coronavirus y las autoridades catalanas quieren evitar a toda costa que se repita la sensación de improvisación y caos que se vivió en el rebrote de Lérida. Paralelamente, se busca salvaguardar Barcelona de una segunda oleada que condenaría una temporada turística ya diezmada y dañaría de forma definitiva la imagen del gobierno de Quim Torra. Con todo, los precedentes no acompañan y hay una percepción general de que la gestión del Govern, que recuperó sus competencias el pasado 18 de junio, no ha mejorado la de la etapa del estado de alarma.

«Hay gente de otros pueblos»

Protegida del sol de agosto por los árboles y abanicándose acompasadamente junto a sus vecinas estaba ayer Consuelo Varela, de 53 años. «Soy empleada sanitaria pero estoy de vacaciones… A ver si me he librado de infectarme en el trabajo y lo voy a pillar en mi casa. Dicen que aquí en el barrio hay muchos casos, pero no sé si son solo rumores. Yo llevo haciendo cola aquí desde las ocho de la mañana, y ya tenía 100 personas delante cuando llegué», explicaba a ABC al lado de su padre, Salvador, que esperaba su turno postrado en una silla plegable. «Me han hecho ya dos test y estuve ingresado, pero no por coronavirus por suerte», señalaba con resignación. «Aquí ha venido gente de otros pueblos, pero es normal teniendo en cuenta lo difícil y lo caro que es hacerse un test, en algunos lugares no te lo hacen ni pagando», añadía su hija. Ambos, abandonaron el lugar casi al mediodía sin haberse hecho la prueba.

Entre quienes se desplazaron a la carpa instalada por el SEM para hacerse un test de coronavirus había de todo. Jóvenes, adolescentes, ancianos y hasta familias con niños. «Nosotros no tenemos síntomas, pero queríamos hacernos el test. Creemos que está todo un poco mal organizado, la cola no se mueve, de hecho, dicen que no hay test», relataban Yolanda y Juan Manuel, una joven pareja que esperaba con su hijo Bruno, de cuatro años, en brazos.

La lentitud y la falta de información generó algunas escenas de tensión. «¡Será peor el remedio que la enfermedad!», advertía un vecino mientras dejaba la cola. Lo cierto es que el operativo debía empezar sus test «rápidos» a las 8.30 pero dos horas después la cola no se había movido un ápice y solo Judith y Rusin, dos adolescentes que habían esperado casi desde el amanecer, habían podido hacerse su prueba. Según Salud, este retraso fue fruto de «problemas técnicos» que hicieron que las primeras pruebas no pudiesen practicarse hasta casi las diez de la mañana.

Pruebas PCR a domicilio EFE

La otra parte del cribado masivo, quizás la más innovadora, fueron los test «puerta a puerta» que varios empleados de Salud, acompañados de mediadores municipales realizaron en unos bloques concretos de Ripollet en los que se había detectado una elevada concentración de infectados por Covid-19. Esta modalidad, probada por primera vez en Cataluña en esta localidad, se desarrolló de forma tan discreta que muchos vecinos ni siquiera se enteraron de que había tenido lugar. La Generalitat hizo un notable esfuerzo para que la prensa inmortalizara los pormenores del operativo con el que se quieren hacer hasta 9.000 test en toda la comarca hasta el domingo. A lo largo de la semana también se harán pruebas en las dos co-capitales del Vallés Occidental: Sabadell y Tarrasa).

«Tenemos la voluntad de cortar la cadena de transmisión que existe en estas zonas, de los datos que nos aporten estas pruebas PCR intentaremos hacer de nuevo un estudio de geolocalización para ver si podemos encontrar los puntos que han sido foco de transmisión», resaltó ante los medios la directora de Atención Primaria de la Región Sanitaria Metropolitana Norte, Núria Prat.

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