Noemí de la Calle - TRIBUNA ABIERTA
Promesas que no valen nada
En el año que llevamos de legislatura, he visto cosas que jamás hubiese creído como portavoz de la comisión de Asuntos Sociales
En el año que llevamos de legislatura, he visto cosas que jamás hubiese creído como portavoz de la comisión de Asuntos Sociales: he presenciado, por ejemplo, como se les decía a personas que estaban realizando una acampada de ayuno para protestar por la dilación en la aprobación de la Renta Garantizada de Ciudadanía, que la solución llegaría con el referéndum de Independencia; he tenido que escuchar en un congreso de cannabis medicinal como se les decía a enfermos de cáncer que su sufrimiento se acabaría con el advenimiento de la República Catalana.
Quienes pronunciaban esas promesas pertenecían al grupo político que gobierna o al que le da apoyo. Se valen de su utopía secesionista para evitar las reformas que necesita Cataluña ya que dependen de los chiringuitos políticos y sus redes clientelares. Promesas que les sirven para culpar a España de todos los males pero que en nada benefician a los ciudadanos. Si tuvieran una verdadera voluntad de solucionar los problemas reales de los ciudadanos les destinarían recursos aquí y ahora: en el presupuesto de 2017.
Un presupuesto que no tiene nada de social y que busca que nada cambie. Desde Ciudadanos sí que tenemos voluntad reformista y por eso hemos propuesto enmiendas orientadas a mejorar los servicios públicos con partidas de 39 millones de euros para libros de texto, de 23 millones para educación infantil, de 16 millones para el trabajo autónomo, 7 millones para ayudas a familias con hijos menores a cargo, 67 millones para ayudar a las familias a llegar a fin de mes o 17 millones para ayudas a la dependencia y sus familiares.
Es mucho lo que se puede hacer desde la Generalitat si se cambian las prioridades políticas, si en vez de invertir en construcción nacional se invierte en políticas públicas orientadas en el bienestar del ciudadano. Políticas realistas que tengan un efecto positivo en nuestra sociedad y no promesas que no valen nada y que se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.